Me
desperté con una mancha de sangre reseca
pegoteada
sobre uno de mis párpados.
Un arañazo, profundo,
cruza transversalmente
las arrugas de mi frente. Sin
embargo, últimamente,
dormí solo. Y
me pregunto por qué un hombre,
incluso en un mal sueño, alzaría
la propia mano
para lastimarse la cara.
Esta
mañana pretendo responder esta pregunta
y
otras similares, mientras observo en silencio
cómo se refleja mi cara en la ventana.
cómo se refleja mi cara en la ventana.
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