Hoy a
la mañana lloré leyendo a Viel Temperley, me agarró con la guardia baja y
todavía no me puedo recuperar. Ya se hizo de noche y felizmente sigo en su
mundo. Es domingo. Estuve al sol, paseé con mis perros, cociné un
budín, cambié las sábanas, saqué algunas fotos, escribí y borré. Hace un rato leí la única entrevista que hay de Viel. En un momento dice: "...pero
yo tenía la intención de romper mi poesía; la notaba demasiado rígida, como
atada a un molde, un principio, un medio, un fin: sabía qué iba a decir.
Después pasé a decir, a ver, empezó a interesarme la poesía que me permitía no
solamente esconderme sino evadirme y hacer un mundo, tener un mundo”.
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