Un poema sirve para no estar solo, dijo Laiseca una vez.
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Tengo el corazón contento. Y eso que pasaron varios días.
Recién salí a buscar leña porque viene la lluvia y quiero prender la
salamandra. Acá está nublado. En algún momento va a caer el cielo. Me pareció
que la luz estaba linda para sacar fotos.
Dejé la leña adentro. Fui a buscar la cámara. Ahí se puede
ver el manuscrito de la canción que me regaló Noelia Recalde el día que presentamos Hay
leña. Es una canción que compuso después de leer el libro. Nos la cantó en vivo
el día de la presentación. La guardo como un tesoro entre las cosas que más
quiero.
También están las grullas de colores y el montoncito de leña
de palo santo que me regaló la bella y fuerte María Folatelli. No podía faltar la
estampita que siempre aparece como por arte de magia. Y qué sorpresa cuando
empiezan a llegar las lecturas. Y alguien me hace alusión a algo que cuento en
un poema.
A veces no encuentro las palabras de tanta emoción. Gracias
por el encuentro, siempre.
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