NO TENÉS NADA MÁS
No tenés nada más que palabras
y decir esto
y decir que eliminaste los límites
entre el ser y no tener
es casi decir lo mismo.
Trabajás con nada.
Escribís sobre el vacío.
Frente a la rugosa realidad
tus herramientas se deshacen.
Asomado a una noche extraña
arrasada por los vientos
poblada de estrellas furiosas
que una vez dictaron a otros hombres
los nombres de fuego de Arturo
la Osa y el Centauro:
tu lengua sin cielo
tiembla
y se retuerce.
*
ENCADENADO A ESAS PALABRAS QUE NO VIENEN
No es fácil estar sentado aquí
esperando que las palabras vengan al fin
a sacarnos de este vacío donde sudamos
un áspero y conocido perfume a soledad.
No se puede esperar demasiado del tiempo.
En el patio observo
la línea de la mañana. El viejo sol
con una paciencia infinita trilla
lentamente la flamante llanura.
En este mes de septiembre
entro en mi trigésimo qué?
La gata de casa
semidormida
se revuelve voluptuosamente sobre el pasto:
con los ojos entreabiertos, indiferentes hacia afuera
como si gozara íntimamente con algún secreto
que yo no tengo
parece no importarle demasiado
mi desprotección.
Adentro
mi hijo pequeñito duerme todavía
duerme y sueña y vuela.
Yo en cambio sigo aquí
encadenado a esas palabras que no vienen.
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