Es
una buena señal cuando un libro nos impone un estado de ánimo desde el
principio. Leer a Lucio Madariaga (Buenos Aires, 1985) es caer en una rara
hipnosis. Hay que entrar en ritmo para leer “Materia oscura” (La Pulga Renga
Colectivo Editorial, 2015).
“Hay
algo desgarrador en el silencio:/ me resulta auténtico”. Y sus silencios son
justos, musicales. El poeta busca el silencio a través de la palabra, el más
puro silencio aparece rodeado de palabras precisas.
Madariaga
inventa una lengua que es órgano vivo. Altera y rompe la linealidad de los
versos. Su movimiento es ondulante, de carácter físico, intrínseco. Se intuye
la respiración del autor.
Habla
del cuerpo, del paisaje, lo interviene, siempre más sonriente al desastre más
bello. Es sensible a eso que sucede en un par de segundos, sabe que todo está
al alcance de los ojos en una creciente cercanía con el misterio. Discute con
la nada, la muerte, el origen, el destino.
“Y
montarse al hombro/ el movimiento”, remata uno de los textos. Pero hay algo más
que ritmo en este libro. Los poemas como escultura. El quehacer poético como
quien moldea una vasija de barro.
Definir
es matar, sugerir es crear, proclamaba Mallarmé. Llama la atención cómo se ven
los versos, parecen pentagramados en su aspecto visual. También puede ser que
las palabras estén libres como animales. La poesía es lo que sucede entre
ellas.
“Poné
tu cuerpo de cara al mundo”, dice al poeta. La palabra poesía viene del latín
poésis, y ésta a su vez del vocablo griego, que significa hacer, accionar.
“Ahora es tiempo de retomar lo bárbaro” –afirma Madariaga- “La poesía es una
gran pregunta que acciona”.
Y
quizás sea eso lo que tiene esta oscuridad tan brillante. Los poemas de Lucio
Madariaga están llenos de preguntas nuevas.
Poemas
de Materia oscura, de Lucio Madariaga
A la
sombra del tilo
Viene
del monte un aroma a casuarina
y
lujuria recién lavada
. .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . que me envuelve
Arrojo
los dados minerales:
números
tallados por la constancia del viento
. .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . astillan mi suerte
Ella
gotea hacia arriba y cae
. .
. . . . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . . desnuda
. .
. . . pero dispuesta
No
hay dádivas para este corazón
. .
. . . . . . . . . . . . . señor de la mañana
Altagracia
en derredor, no tengo más verdad
que
un salvaje palmar
. .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . y el éxtasis en puntas de pie,
de
saber que este amor
. .
. . . . . . . . . . . . . .. . . . .. . .se come
con
las manos.
*
Silencio
y después
La
mujer del vestíbulo en la calle
del
ruido
ríe
desafiante
confiándose a la noche
como
si poco importara el dolor
¡Ay
si supiera!
Lo
que suele tener ese aroma
dulce
a tanta vida
Una
fracción de segundo arrítmica
inmensa
y solitaria
es
todo lo que nos hace falta
para
comenzar
de
nuevo.
Hay
algo desgarrador en el silencio:
me
resulta auténtico.
*
Metamorfosis
a la intemperie
No
haber nacido animal es una de mis secretas nostalgias.
Clarice Lispector
Una
noche te soñaste tocando cumbia en el matorral
y
estabas solo,
sin
pesares,
conquistando
luciérnagas con tu piel, saltando
como
una rama loca de humedad,
regando
el roce de tu acrobacia junto al rocío,
rodeado
por un cortejo de moscas con olor
a
jazmines
corriendo
desbocado y revolcándote
en
estrellas
Un
día despertaste y la profecía
se
había cumplido:
eras
un animal.
*
Deseares
al aire libre
Prepotear
pasturas, ahogarse en las aguas
claras
del continente, dejarse avasallar.
El
triunfo del paisaje,
es tuyo.
Resuena
un grito suave desde el fondo del tiempo
y
sus esquirlas hieren, presentes.
Es
el habla hermana de lo mudo, el canto puro,
la
flor cítrica, latente.
Apropiar,
deshojar, besar el viento de las estaciones.
El
frío, es otra cosa más terrible que el invierno;
la
primavera, a veces trágica, nunca perderá su trono
en
la belleza.
Una
sombrilla transparente
-prisma cálido-
y un
altar para la ceremonia del cuerpo,
el
placer de la especie,
quiero.
Esta reseña fue publicada por Proyecto Patrimonio
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