Friday, March 18, 2016

“Materia oscura” (2015), de Lucio Madariaga - Por Jimena Arnolfi

Es una buena señal cuando un libro nos impone un estado de ánimo desde el principio. Leer a Lucio Madariaga (Buenos Aires, 1985) es caer en una rara hipnosis. Hay que entrar en ritmo para leer “Materia oscura” (La Pulga Renga Colectivo Editorial, 2015).
“Hay algo desgarrador en el silencio:/ me resulta auténtico”. Y sus silencios son justos, musicales. El poeta busca el silencio a través de la palabra, el más puro silencio aparece rodeado de palabras precisas.
Madariaga inventa una lengua que es órgano vivo. Altera y rompe la linealidad de los versos. Su movimiento es ondulante, de carácter físico, intrínseco. Se intuye la respiración del autor.
Habla del cuerpo, del paisaje, lo interviene, siempre más sonriente al desastre más bello. Es sensible a eso que sucede en un par de segundos, sabe que todo está al alcance de los ojos en una creciente cercanía con el misterio. Discute con la nada, la muerte, el origen, el destino.
“Y montarse al hombro/ el movimiento”, remata uno de los textos. Pero hay algo más que ritmo en este libro. Los poemas como escultura. El quehacer poético como quien moldea una vasija de barro.
Definir es matar, sugerir es crear, proclamaba Mallarmé. Llama la atención cómo se ven los versos, parecen pentagramados en su aspecto visual. También puede ser que las palabras estén libres como animales. La poesía es lo que sucede entre ellas.
“Poné tu cuerpo de cara al mundo”, dice al poeta. La palabra poesía viene del latín poésis, y ésta a su vez del vocablo griego, que significa hacer, accionar. “Ahora es tiempo de retomar lo bárbaro” –afirma Madariaga- “La poesía es una gran pregunta que acciona”.
Y quizás sea eso lo que tiene esta oscuridad tan brillante. Los poemas de Lucio Madariaga están llenos de preguntas nuevas.

Poemas de Materia oscura, de Lucio Madariaga

A la sombra del tilo

Viene del monte un aroma a casuarina
y lujuria recién lavada
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . que me envuelve
Arrojo los dados minerales:
números tallados por la constancia del viento
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . astillan mi suerte
Ella gotea hacia arriba y cae
. . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . . desnuda
. . . . . pero dispuesta
No hay dádivas para este corazón
. . . . . . . . . . . . . . . señor de la mañana
Altagracia en derredor, no tengo más verdad
que un salvaje palmar
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . y el éxtasis en puntas de pie,
de saber que este amor
. . . . . . . . . . . . . . . .. . . . .. . .se come
con las manos.

*

Silencio y después

La mujer del vestíbulo en la calle
del ruido
         ríe
desafiante
         confiándose a la noche
como si poco importara el dolor
¡Ay si supiera!
Lo que suele tener ese aroma
dulce
   a tanta vida
Una fracción de segundo arrítmica
inmensa y solitaria
es todo lo que nos hace falta
para comenzar
de nuevo.
Hay algo desgarrador en el silencio:
me resulta auténtico.

*

Metamorfosis a la intemperie

No haber nacido animal es una de mis secretas nostalgias.
                                                            Clarice Lispector

Una noche te soñaste tocando cumbia en el matorral
y estabas solo,
sin pesares,
conquistando luciérnagas con tu piel, saltando
como una rama loca de humedad,
regando el roce de tu acrobacia junto al rocío,
rodeado por un cortejo de moscas con olor
a jazmines
corriendo desbocado y revolcándote
en estrellas
Un día despertaste y la profecía
se había cumplido:
eras un animal.

*

Deseares al aire libre

Prepotear pasturas, ahogarse en las aguas
claras del continente, dejarse avasallar.
El triunfo del paisaje,
                               es tuyo.
Resuena un grito suave desde el fondo del tiempo
y sus esquirlas hieren, presentes.
Es el habla hermana de lo mudo, el canto puro,
la flor cítrica, latente.
Apropiar, deshojar, besar el viento de las estaciones.
El frío, es otra cosa más terrible que el invierno;
la primavera, a veces trágica, nunca perderá su trono
en la belleza.
Una sombrilla transparente
                               -prisma cálido-
y un altar para la ceremonia del cuerpo,
el placer de la especie,
quiero.


Esta reseña fue publicada por Proyecto Patrimonio


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