La gorda belleza es un arte poco probable
sostuvieron los periódicos hoy.
El tiempo es húmedo y frío, inhabitable.
Vuelan cenizas detrás del Instituto
y las hojas de los árboles
están cubiertas de hollín y tierra.
Los patos del lago sin embargo crecieron.
Mientras nos acercamos vemos que son muchos
y de un tamaño excepcional.
Muchas veces secaron el lago
para limpiar el fondo de latas y botellas.
Estuvo semanas enteras sin agua
y algunos patos de plumaje raquítico
chapoteaban en el barro.
Dejaron de secarlo y limpiarlo y ahora
está sucio como siempre.
Los patos crecieron y son muchos
y, además, son bellos. Enormes y esbeltos.
El plumaje es sano, completamente blanco
o blanco con zonas marrón claro;
algunos tienen cuellos negros, con reflejos verdes.
Nos deslumbra esta belleza insospechada.
Los patos se acercan a la orilla,
donde flotan restos de galletitas y hamburguesas.
También hunden la cabeza en el agua y buscan alimento
en el barro contaminado del fondo.
Vagan estrellas de la Osa Mayor. Simples patos carroñeros
o fuegos fatuos de la basura industrial:
importa cualquier noticia que contradiga los periódicos.
de Hombres en un restaurante, Jorge Aulicino
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