Algunos días, algunos momentos
vibran con fragilidad extrema.
Un temblor sutil de roble
de hierro. Esquirlas, pedazos de vidrio
amenazan. Vapores de granito.
Estos son los momentos de peligro:
Distintos del miedo a lo que hacemos, hicimos
o podamos hacer. Distintos a la sensación
de la muerte, a la cadencia final de las
frases vividas, a la continuidad.
Estos están fuera de la norma.
¿Viste cuando los chicos y los ancianos
al dormir, a veces, se detienen
entre una respiración y otra?
Si conocés el terror
de estar mirándolos,
es así.
Como si el mundo fuese una idea
que Dios pensaba y después
ya no piensa más. La atención divina
se descarriló. ¿Se reanudarán
la respiración y el pensamiento?
Lo hacen, por ahora.
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