Saturday, November 16, 2024

Mensaje de Kartun

“Es que todos somos resultado del deseo. Todos los seres humanos somos resultado del deseo del otro. El otro es el que de alguna manera establece una demanda. El otro, como interlocutor, es el que pide, el que demanda, el que crea una vía para que hagas y también el que te propone una forma. Yo creo mucho en la energía de la interlocución. ¿Para quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? (...) Uno con el tiempo descubre que es una energía salvadora. Que cada vez que uno está bajoneado, decepcionado, con poca energía para crear, el surtidor al que debe ir a cargar combustible es el deseo del otro. Nunca dentro de uno. Dentro de uno las cosas siempre están un poco mezcladas (...) Todas esas posibilidades del otro demandando son una generación, en principio, de un canal de energía y después también de una forma”.

Tuesday, October 29, 2024

Poemas de Emma Barrandéguy



Compartida

Miro subir la luna llena
en el cielo malva de este otoño porteño
y siento que en la ciudad
los atardeceres tienen asimismo su belleza,
y abril trae las uvas del oeste
tan sensuales que es necesario morderlas,
romper su carne
como cuando pelamos los morrones asados
y el jugo nos cae por los dedos.
Estos frutos
y el andar por las calles
perdida entre las gentes
sin que la comarca traiga
sus voces repetidas,
me permiten mirar con delicia las tardes
y compadecerme de las oficinas
donde muere la piel de las mujeres
y se embellecen
las corbatas de los hombres,
a medida que pasan los años.
Aquí o allá
la vida es ese fulgor
que se abre entre las nubes
y la persistencia pausada y aleve
de un dolor en el hombro derecho,
en todos los hombros.



Los jubilados


Interminables filas bajo el sol o la lluvia,
con las ropas gastadas
y los tobillos gruesos,
sin cigarrillos ni bufandas costosas,
pantalones que caen sobre viejos zapatos,
las manos en los bolsillos
y la charla que da paso a sus quejas
contra los hijos, las nueras, los gobiernos,
las cajas, los precios, los alquileres, los colectivos,
los empleados, los jóvenes, las vestimentas
de este tiempo
y también contra el tiempo
y el gendarme de adelante
que con cuarenta años cobra
no sé cuántos millones.
Celosos, mezquinos, intercambiando remedios,
toses, medias lunas,
noticias de fútbol, de la violencia,
caramelos, escupidas.
Mirando como a un extraño
al viejo deportista que se mantiene erguido
o a la vieja alegre con un pañuelo de seda
al cuello.
Codiciando niñas
o comidas sabrosas.
Recordando antiguos cuentos de oficinas,
películas, la pelea de Firpo.
Narices rojas, ojos turbios,
anteojos pasados de moda,
pelambres, gorras, sombreros,
mechones desteñidos en las sienes.
Contando las monedas que les quedan
y el cajero
disimulando que los odia
porque le meten los recibos bajo el vidrio,
le piden cambio
y no acaban, no acaban, Dios mío
de venir a cobrar todos los meses.



Ama de casa

La reina de esta soledad minuciosa
deja su perfume
en las habitaciones.
Me peino porque hay que peinarse, dice.
Y sus manos,
una y mil veces,
con paciencia y rutina seculares,
arreglan sus cabellos
noche a noche.
De allí sale la fuerza que la habita
y que lentamente la abandona.
Contempla este páramo luminoso
de su casa,
los helechos, las paredes,
los bancos asientos del patio,
los cielorrasos amigos de la lluvia
y piensa en su vida
como otra casa que se desmorona.
Cierra las ventanas,
corre las cortinas,
se pregunta por la validez de los objetos,
besa a Matty, su gata favorita
y siempre una lágrima acompaña
la certeza de todas sus ruinas.



Ocho de septiembre


Viniste a mí en la madrugada,
te rendiste a mi lado sobre las sábanas.
Tu pudor, tu inocencia, tu miedo
rehuían el calor de mis brazos.
Pero acaso anhelabas
sentirte besar así el cuello o las manos.
Pusiste tu cabeza en mi hombro
y charlamos y dormimos
incómodas y felices
por una entrega que no era sino amistosa,
por una necesidad fraterna que se cumplía.
Por la mañana,
levanté las persianas
y oí tu ruego de que no me marchara.
Quizás la difícil confidencia
se ablandaba en tu boca,
pero el día ya no me pertenecía.
Y así fue que dejé tu casa
y ninguna palabra mía penetró ya en tus oídos
ni brilló en tus ojos desconsolados.
A veces pienso que tuviste miedo,
pero cuando te vi pintarte los párpados
supe que te había perdido para siempre.

Friday, August 30, 2024

La vida plena - Juana Bignozzi


A algunos les han quitado las ganas de hablar,

pasan mudos por el amor, aman perros vagabundos

y tienen una piel tan sensible

que nuestros pequeños saludos cotidianos

pueden producirles heridas casi de muerte.

Nosotros, seres amables e inofensivos,

miramos los gatos enfermos, las mujeres con collares

que pasan por la calle

y sentimos un desamor agradable,

casi suficiente.


*


Una poesía para impresionar
con grandes imposibles olvidos que no llegan
o esas frases de: tengo para poco
una poesía en realidad para ser un animal herido entre la gente
para irse a un rincón y tratar de no molestar
si digo esa poesía ya no me interesa
es porque he empezado a sentir gusto por la vida en serio.

De Novísimos - Juana Bignozzi

cuando yo esté muerta un libro va a llevar mi nombre

se llamará obra completa porque nunca más

podré agregar una línea

y ahí estará mi muy primera juventud

las etapas intermedias

poemas sueltos de un momento de ilusión

la última pasión antes de volver a la verdadera

se darán cuenta de que este monumento

estuvo hecho de grietas

que no se vieron

y de cariños que nunca olvidó

crearán un personaje de papel

después de todo

tal vez sólo fue eso

una mujer que sólo tomó en serio su compromiso con

unas ideas

un hombre

y las palabras


Saturday, August 24, 2024

La tarde para todos, compañeros - Juanele

Estas primeras tardes de primavera,

tan celestes, tan puras,

—Domingo que es una soledad

de luz y árboles—

cómo me entristecen!

Perdonadme, camaradas, esta tristeza.

Estoy penetrado de sutiles, de viejos venenos.

Me entristecen quizás

porque bajo el vuelo posado de esta dicha aérea,

me encuentro frente al fantasma de mi soledad de antes.

O es que una dicha así impalpable

es siempre triste?

 

Excusadme, compañeros,

este suspiro.

Los Domingos de estos pueblos

tienen la sonrisa de una muerte encantadora.

 

Pájaros que apenas cantan.

Y árboles, árboles, sólo, con el cielo.

Pienso que si todos fueran dichosos,

cómo respondería esta dicha a la paz

fluida del cielo.

Guirnaldas humanas ondularían armoniosamente

cantando las canciones sencillas y bellas

de los poetas amados de todos.

Las músicas que soñaba Debussy para los parques,

harían un tejido frágil y grave, suspendido.

Es esta tristeza, entonces, la tristeza de la posesión?

Si en todos estuviera esta dicha

como una gracia transparente

que diera ritmo a los cuerpos,

melodía a la voz,

amor vivo, vivo, a las almas,

sensibilidad a todos bajo los dedos de la música,

yo no estuviera triste.

La belleza de la tarde

no sería recogida sólo por los árboles,

por los pájaros, por el río que la lleva, hacia dónde?

por un refinado nostálgico y ultrasensible,

sino que tendría también una más amplia, inmediata, y por

[qué no?

 

más completa

expresión humana.

La tarde para todos, compañeros.

 

de El alba sube (1933 – 1936)

No podéis, no, prestar atención - Juanele

No podéis, no, prestar atención

a las bellezas, a las gracias que os rodean.

¿Las gracias?

Bajo la lluvia y el frío habréis de marchar, fuertes.

La lluvia sobre los jardines,

será una ironía, acaso, para vuestra hambre,

para vuestra impotencia actual de la gran dignidad

humana?

Las gasas móviles —¿quién danza?— serán agujas finas

sobre la dura piel, aún sensible,

o una humedad toda vencedora

de lo más íntimo vuestro?

Una inundación gris sobre vuestras mujeres y vuestros hijos ?

¿La tierra cruel sin lámpara y sin techo?

Y el sol, el sol, y la mañana

pura de rocío y de rosas,

y el mediodía perfecto y alto como un canto ?

Y la tarde, la tarde,

meditación madura destacada

del pensamiento activo del día,

o gracia descendiente como un vuelo que ordena

las frases locas de los pájaros

y las encendidas danzas de las horas,

hasta la paz final con la brisa oscura:

poder, dulce poder que armoniza todos los gestos!

No podéis, no, prestar atención,

ni menos comulgar con las bellezas

que os acompañan, sin embargo.

Apenas si el presentimiento

de un resplandor efímero

cuando la belleza os hiere.

Menos ahora, hermanos míos,

menos ahora.

La llamarada trágica de España

os llega

con un calor de angustia y de esperanza.

Duros estáis vosotros y es bueno que asi sea ahora

en que el enemigo está activo por todo,

en que la lejana metralla despedaza

a las mujeres y los niños de vuestros compañeros.

Es tiempo de marchar todos unidos, fuertemente unidos,

al ritmo de las canciones de vuestros poetas.

Fuertemente unidos, la mirada alerta,

aunque la mañana sea la primer mañana

y la tarde la estampa más vieja, más misteriosa del recuerdo

repentinamente surgida de las nieblas de la sangre.

Es tiempo de marchar fuertemente unidos

aunque seáis sensibles a los poderes desconocidos y encantadores.

"Dura la pupila que ve lejos", sí.

"Sujetar, no cortar, las alas del alma,

aunque éstas sean finas y sensibles,

para que los vuelos futuros sean más altos".

Es ésta, hermanos mío, "una prueba de alas".

"Las fuertes sólo serán capaces

de las travesías inauditas que exigirán los días".

Y os iba, sin embargo, a invitar a mirar este cielo.

¡Qué cielo, hermanos míos, de anochecer de Abril!

El mundo vuelto todo hacia el puro resplandor

extraño, espiritual, místico, casi.

—¡Qué torpes  las  palabras  para las  presencias  misteriosas  y  ardidas!—

El mundo vuelto todo hacia el milagro amarillo

en una tensión toda religiosa.

Os iba a invitar por un minuto solo.

Pero recordé  que váis  acerados  y  ágiles  hacia el porvenir

donde duermen bellezas nuevas y frescas que ya nos hacen signos

en  la  gravedad  sonriente  y  flexible  de  vuestro  sacrificio

de todos los minutos del día y de la noche,

en la fuerza creadora de vuestro anhelo disciplinado

que configurará la tierra y los cielos.

Pero recordé que vuestros pasos deben aplastar las violetas,

si ellos conducen a la comunión final,

desde la cual las tardes serán las fiestas máximas,

el delicado, silencioso espectáculo, la numerosa comunión callada

que ennoblecerá las noches de todos,

el pensamiento íntimo de todos,

los sueños más secretos, más secretos, de todos.


De El ángel inclinado (1937)

Thursday, August 22, 2024

Notas de Juanele


Juglares, poetas y sabios:

“Los filósofos y los poetas, después de estar en las cortes, se daban a vagar y recorrían toda China a pie. La gente tenía la presencia periódica de los mejores, personalmente. Esta gente la caminaba, de modo que por un lado estaba ese contacto directo y por el otro una poesía escrita a-nó-ni-ma que ni siquiera ellos la conocían como poesía escrita, porque no podían conocer el Libro de la sabiduría de Confucio, dadas las condiciones de vida. Pero se cantaba, se decía, había juglares. Yo los he conocido, gente que iba por todas las aldeas”.

Borges:

“Es un hombre muy cordial y siempre me ha distinguido. A pesar de que hay momentos en que lo juzgo un poquito macaneador, siento por él estima, respeto y admiración también, por cierto. Hemos andado juntos, hombre, hasta las tres o cuatro de la mañana cuando yo iba a Buenos Aires. Hemos ido al cine. He ido a comer a su casa. Simplemente ha dicho cosas que no lo favorecen mucho, que no son dignas de él. Es claro que cuando habla del indio, por ejemplo, lo hace con frivolidad, con desconocimiento, como en todo lo referente a la América latina. He conversado mucho con él y me ha mostrado tremendas lagunas. Recientemente, hablando del indio, ha dicho cosas parecidas a las de Sarmiento. Por otro lado, esa pasión por el compadrito, por el cuchillero, tal vez se deba a la ley de compensación. Es muy tímido. Quizá lo que le falte sea el coraje; no el coraje civil, porque lo tiene, sino el otro coraje, el coraje físico”.

Lugones:

“Las primeras influencias fueron de Lugones, aunque nunca he sido lugoniano. En su poesía me molestaban los alardes, la poesía enfática. Era un modelamiento en metal de la expresión y en metal pesado, relumbrante. Agréguele a eso todas las piedras preciosas, porque había un derroche de piedras preciosas, crisoles. Fui casi admirador, pero muy poco tiempo. Me di cuenta de que eso no podía ser. Juan Ramón Jiménez decía ‘cincelar en oro etéreo’ porque estamos cargados de oro macizo. Lo de Lugones era oro, pero era un oro muy pesado”.

El reconocimiento del poeta:

“No olvide usted que en Oriente no hay nombres de poetas, recién ahora aparecen. Yo creo que ese sentido, diremos individualista de la poesía, se va a integrar, uno se va a sentir poeta por la necesidad de dar su visión, de expresar eso que es original e inédito y el sentido de responsabilidad que va tener cada uno en condiciones dadas mucho más favorables que ahora, de enriquecer esa visión común, pero sin esa furia del nombre y de la carrera. Los poetas de las culturas precolombinas figuran con nombres que casi se los han inventado, porque era una poesía casi anónima. El poeta era un hombre elegido por la comunidad (el sentido funcional de la cultura que tanto asusta a algunos señores ya existió, y en qué forma) y cumplía una función en el mejor sentido de la palabra. Se lo elegía como se elegía para médico al hombre con cierto ojo. Estaba integrado y no se sentía disminuido, ni disminuía a la sociedad, porque ésta lo necesitaba. El poeta ahora realiza su función, diremos, muy azarosamente”.

Las poetas:

“Pienso que la mujer se ha expresado con la misma intensidad del hombre. Por ejemplo, durante varias dinastías chinas, en una situación nada favorable para la mujer, surgieron poetas extraordinarias. La expresión artística de la mujer ha sido, es, tan importante como la del hombre. Eso sí: no se la ha valorado como corresponde. Se sitúa a la mujer en un segundo plano. No hay más que ver las antologías poéticas, donde por lo general no figuran más de dos o tres mujeres. Y ello es extraño si se piensa que la actitud de todo artista, de todo creador frente al mundo, es esencialmente femenina, desde el momento que gesta, que engendra, para luego dar a luz. Por mi parte, admiro profundamente a Emily Dickinson, a la extraordinaria Carson McCullers, a Colette, a Louise Michel, la revolucionaria de la Comuna de París, y a tantas otras”.

El estado poético:

“El estado poético no es solamente patrimonio del que se considera poeta, yo creo que está en todos; está especialmente en el niño, por el tipo de asociaciones o de aprehensión de la realidad, mejor dicho el tipo de sentimiento, de comunión que hace con ella (a pesar del individualismo de los chicos); está en el hombre más humilde (cuanto más humilde sea, y de eso ya hay pruebas); y está en los esquizofrénicos, en los locos. Además, hay estados que llegan a tocar un poco lo que ahora se llamaría patológico, como en el caso de Antonin Artaud. Pero, a la vez, Artaud mismo que vivió en ese estado en una relativa permanencia, una exaltación casi permanente, ¿no?, y que sufría cuando ella degradaba, encontró en cierto modo su compensación o su consuelo en las revelaciones de los indios mexicanos, los tarahumara. ¿Usted recuerda cómo ellos ordenaban sus ceremonias para la comunicación con su Dios? Pero los momentos de la vida común, cotidiana, eran casi de preparación y se mantenían como en disponibilidad para recibir las ‘señales’... Es decir, que esos estados de gracia no son patrimonio de los poetas, porque los vivieron todas las tribus primitivas. Estas experiencias del hombre primitivo ilustran sobre la universalidad del sentimiento poético en la expresión, yo diría, quizá más pura y de la que dan muestra las distintas mitologías, religiones... ”

El Martín Fierro:

“El Martín Fierro glosa o tiene como ambiente o personaje al gaucho que se dio justamente en la Pampa Húmeda. La población de la Mesopotamia y del Norte de la Argentina es otra. Hay otros grupos étnicos y otras culturas: la guaranítica, la quechua, la aymara. Lo mismo sucede en el Sur. Está bien en el Martín Fierro esa reivindicación del gaucho cuando el gaucho era perseguido, pero después aparecen esos sentimientos un poco racistas de Hernández contra el negro y el indio. Realmente no sé hasta dónde puede decirse que el Martín Fierro es expresión de este complejo argentino. Es un libro significativo, pero hasta por ahí no más. La Argentina no es solamente la Pampa Húmeda”.

El tema de la poesía:

“No hay temas en poesía. Hay constantes poéticas, pero la poesía puede ser lo menos temático. Se suele creer que el tema es algo objetivo que está frente al poeta y que éste lo aborda. Pero la experiencia poética es una percepción, un sentimiento de ciertas zonas de la realidad que el conocimiento racional no abarca. La poesía es fundamentalmente descubrimiento. Esto no debe ser interpretado como que el poeta, que vive en una época determinada y está vinculado con los hombres y los hechos, no escucha la voz de su pueblo, esa voz que le permite tener una esperanza en la revolución. El pueblo es la naturaleza. En general, cuando hablamos de naturaleza nos referimos a algo muerto en el que el mundo vivo —animales, hombres— no participa. La poesía intenta hacer participar al hombre de lo natural. La reivindicación poética implica la reivindicación del hombre. Como dice Césaire: ‘La poesía es revolución’. Si la actitud política es como la definieron los griegos, todo lo que atañe a la ciudad, y la poesía es lo que ha nacido del hombre, ¿cómo podría la poesía desinteresarse en las manifestaciones de éste? El poeta es el que ve el sufrimiento de una planta, de un insecto, el drama de la luz, ¿cómo no va a ver el sufrimiento del hombre?”

Hegel, Kant y la Edad de Piedra:

“La vez pasada leí que un francés fue a un pueblo de la Malasia, que vive en una etapa equiparable a la Edad de Piedra; este hombre aprendió —con ayuda de un intérprete— el idioma y entró en relación con uno de los sobrevivientes de esa comunidad; ganó su confianza y pudo charlar, como nosotros estamos charlando. Le hizo las preguntas que un occidental podía hacerle, pero en su lengua. Bueno: asombra la facilidad que uno encuentra en ese primitivo para responder. Y le aseguro que le hizo preguntas que podría haber hecho Hegel, Kant, Heidegger, o cualquiera de los filósofos, sobre el ser, el no-ser, el alma, etcétera. ¡Una comunidad sobreviviente de la Edad de Piedra, fíjese!”

La música de la poesía:

“La prosodia de los chinos termina en lo que se llama nota cristalina. Es una línea ondulante, empieza con un sonido mate de madera, diremos, y va ascendiendo, ascendiendo, vuelve a una nota transparente y luego sube levemente y se va así, como diría, opacando y se aclara luego y termina a lo último cristalinamente. Eso que siento tanto, lo he sentido sin querer: lo que en música podría llamarse el compás o el acento marcado, en la métrica se da por la influencia de los italianos más que por propia necesidad rítmica de la lengua castellana. Aparte, esa necesidad melódica es para aligerar, quitar gravedad a los finales, lo que no quiere decir que en un momento no tenga en cuenta nada. Fuera de ese algo de conciencia que hay en la transcripción, como dirían los surrealistas, en la elaboración, no tengo ningún prejuicio. Puedo terminar también con notas o sílabas opacas. Además, como se ha abusado tanto del adjetivo, otra necesidad me llevó a prescindir de él. Lo que se suma a la propia necesidad, como una planta que va creciendo, se mueve para acá, para allá, larga un tallo... Yo no tengo en cuenta la música, yo la necesito”.


Fragmentos de La poesía del futuro, conversaciones con Juan L. Ortiz (Ed. Mansalva).





Nota de Saer

"La poesía es naturaleza, no lenguaje. El lenguaje es una opresión. Cuando despertamos a la poesía, ya estamos dentro del lenguaje. La poesía busca en el lenguaje esos sedimentos, esas puertas que persisten en él y permiten el acceso a la naturaleza. Toda poesía es un palimsesto en el que se superponen y se confunden naturaleza e historia, pero es únicamente a través de la lectura que el lenguaje de la poesía reencuentra su historicidad".


Sunday, July 21, 2024

Caminar, caminar, caminar - David Le Breton

El caminante es un hombre o una mujer del pasaje, del intervalo, va de un lugar a otro, a la vez afuera y adentro, ajeno y familiar. No toma los caminos comunes por donde pasan los autos sino los atajos, los senderos, los lugares destinados a la gratuidad, aquellos que no están legitimados por ninguna funcionalidad. Nada de lo que es humano le es ajeno.

Como cualquier hombre, el caminante no se basta a sí mismo, busca en los senderos lo que le falta, pero lo que le falta es lo que constituye su fervor. A cada instante espera encontrar lo que alimenta su búsqueda. Siempre tenemos la sensación de que al final del camino algo nos espera, algo que a nosotros estaba destinado. Una revelación está no lejos de aquí, a algunas horas de marcha, más allá de las colinas o del bosque. Y la vaguedad del paisaje sigue alimentando la convicción de que es inminente la manifestación de un secreto. Tomamos ciertas rutas en el deseo de que profundicen en la memoria una inscripción luminosa. Todo camino está primero sepultado en sí mismo antes de que se reproduzca bajo los pasos, conduce a sí mismo antes de llevar a un destino particular. Y en ocasiones abre por fin la puerta estrecha que desemboca en la transformación feliz de uno mismo.


Caminar: elogios de los caminos y de la lentitud

Los llanos - Federico Falco

A algunas cosas hay que nombrarlas porque si no, no existen; a otras hay que callarlas, para que no sean. Hay que nombrar las nubes. El cielo. Cada uno de los pájaros, cada uno de los yuyos. A veces hago ese experimento: camino y trato de nombrar todo lo que veo. Las hojas de un matorral al que no le conozco el nombre, un poste del alambrado, una varilla, las huellas que dejan en el barro los tractores a la mañana.

Callar hay que callar el misterio. Atenerse a las cosas. Mirar solo desde afuera. Lo de adentro no puede verse. Lo de adentro mejor no decirlo.

Es rarísimo ser uno, estar adentro, todo el tiempo uno consigo mismo, conocerse en cada miseria. Y calculando cuánto ven los otros, qué se imaginarán, qué uno deja que sepan. Estar adentro con uno y no decirlo. Silencio. Silencio.


Los llanos

La resistencia de la imaginación - Alexandra Kohan

Fui invitada al Festival delle Periferie que se realiza próximamente en Roma. El tema de este año es la imaginación. El argumento del festival dice –traduzco yo, torpemente–: “¿Existe todavía, en nuestro tiempo y en nuestro mundo, incluido el de la exploración exoplanetaria, un lugar, físico o mental, que posea las características de un lugar radical, una zona blanca sin nombre en el mapa de lo conocido, donde uno pueda experimentar el asombro, ejercitar la imaginación? ¿Una periferia de algún tipo –incluida una disciplina–, capaz de desencadenar revoluciones paradigmáticas y albergar nuestros imaginarios divergentes?”. El argumento del festival es un texto absolutamente actual, político y, por eso mismo, potente. Es, en sí mismo, un llamado a la imaginación. Quiero decir que tiene un sesgo performático; ahí donde apenas uno lo lee, queda imaginando, queda en estado de imaginación. Y es que, antes que nada, el argumento se sostiene en interrogaciones. En un mundo lleno de certezas, de tonos altos y estridencias, de respuestas a preguntas que no se formularon, el solo hecho de sostener una pregunta ya da un respiro, ya produce un alivio y suscita una especie de disposición del cuerpo hacia el entusiasmo. Una pregunta, tan solo una pregunta, puede sacar al cuerpo del adormecimiento habitual con el que circula. Una pregunta, tan solo una pregunta, puede, sin dudas, dispersarnos y provocar, entonces, el encanto de imaginar. Una pregunta que no necesariamente esté para ser contestada, sino que simplemente suscita inquietud, zozobra, un leve cosquilleo en el cuerpo: todavía hay algo posible. Se trata, todavía, de un empuje hacia un horizonte posible. No lo pienso como un territorio a conquistar, sino como un borde, una orilla, un pequeño montículo de tierra en medio de la inmensidad de un mar que se pone, por momentos, hostil o demasiado tumultuoso. Un incipiente asomo de futuro, de más allá. Un más allá que escribe, no una respuesta, sino un enigma.

En un mundo que se derrumba, en un mundo en el que las imágenes nos asedian de manera incesante, paradójicamente, ya casi no hay lugar para la imaginación. En tiempos de tonos asertivos, de respuestas automáticas, ya casi no hay lugar para preguntas. En un mundo lleno de información ensordecedora, ya casi no hay lugar para la invención singular. ¿Cómo resistir al avance estrepitoso de la deshumanización tan propia del capitalismo devorador? ¿Cómo resistir ante el avance estrepitoso de las imágenes prefabricadas y el brillo enceguecedor de las pantallas? ¿Cómo deponer la mirada ante la obscenidad de las imágenes que pululan imparables? Podríamos parafrasear esas líneas de Casablanca y decir “El mundo se derrumba y nosotros imaginamos” o, también, “Siempre nos quedará la imaginación”. Vuelvo entonces sobre el texto del Festival: “¿Existe todavía, en nuestro tiempo y en nuestro mundo, incluso un exoplanetario, un lugar, físico o mental, que posea las características de un lugar radical, una zona blanca sin nombre en el mapa de lo conocido, donde uno puede experimentar asombro? ¿o ejercitar la imaginación?”. Creo que sí, que aún existen espacios en donde el asombro, la sorpresa y la posibilidad de desencadenar pequeñas pero potentes revoluciones, tienen lugar. Pienso por caso en el psicoanálisis, en la ficción y en lo político. Se trata de tres espacios que, justamente, no están hechos. Hay que hacerlos, cada vez, no están dados. No son simplemente un lugar al que uno se retira solo, para después volver al mundanal ruido. Son pequeños intersticios que se pueden hacer en medio del mundanal ruido. No se trata de una utopía de fuga hacia la soledad, en donde nadie nos afecte. Se trata, en cambio, de un ejercicio de invención que incluye a los otros.


La resistencia de la imaginación

El libro de los abrazos - Eduardo Galeano

Sucedidos /2

Antaño, don Verídico sembró casas y gentes en torno al boliche El Resorte para que el boliche no se quedara solo. Este sucedido sucedió, dicen que dicen en el pueblo por él nacido.

Y dicen que dicen que había allí un tesoro, escondido en la casa de un viejito calandraca.

Una vez por mes, el viejito, que estaba en las últimas, se levantaba de la cama y se iba a cobrar la jubilación.

Aprovechando la ausencia, unos ladrones, venidos de Montevideo, le invadieron la casa.

Los ladrones buscaron y rebuscaron el tesoro en cada recoveco. Lo único que encontraron fue un baúl de madera, tapado de cobijas, en un rincón del sótano. El tremendo candado que lo defendía resistió, invicto el ataque de las ganzúas.

Así que se llevaron el baúl. Y cuando por fin consiguieron abrirlo, ya lejos de allí, descubrieron que el baúl estaba lleno de cartas. Eran las cartas de amor que el viejito había recibido todo a lo largo de su larga vida.

Los ladrones iban a quemar las cartas. Se discutió. Finalmente decidieron devolverlas. Y de a una. Una por semana.

Desde entonces, al mediodía de cada lunes, el viejito se sentaba en la loma. Allá esperaba que apareciera el cartero en el camino. No bien veía asomar el caballo, gordo de alforjas, por entre los árboles, el viejito se echaba a correr. El cartero, que ya sabía, le traía su carta en la mano. Y hasta san Pedro escuchaba los latidos de ese corazón loco de la alegría de recibir palabras de mujer.


El libro de los abrazos

Saturday, July 20, 2024

Amigos - Violeta Parra

Amigos tengo por ciento

para toda mi delicia;

yo lo digo sin malicia,

con verdadero contento.

Yo soy amiga del viento

que rige por las alturas,

amiga de las honduras

con vueltas y torbellinos,

amiga del aire fino

con toda su travesura.


Yo soy amiga del fuego

del astro más relumbrante,

porque en el cielo arrogante

camina como su dueño.

Amiga soy del ruiseñó’,

relámpago de la luna,

con to’a su donosura

alumbra la mar furiosa,

y amiga de las frondosas

oscuridades nocturnas.


Amiga del solitario

lucero de la mañana

y de la brisa temprana

que brilla como rosario,

amiga del jardinario

del arco de las alianzas.

Amiga soy de confianza

de nubes y nubarrones,

también de los arreboles

en todas las circunstancias.


Amiga soy de la lluvia

porque es un arpa cantora

de alambres y de bordonas

que tuntunean con furia,

amiga de la centuria

de los espacios tesoros

y de los ecos sonoros

que guardan los granizales,

amiga de los raudales

que entonan su lindo coro.


Amiga de la nieblina

que ronda los horizontes

cordillerales y montes

con su presencia tan fina;

la nieve, por blanquecina,

poblados y soledades,

bonanzas y tempestades

son mis amigos sinceros;

pero mi canto, el primero

de todas mis amistades.


Wednesday, June 12, 2024

Acerca del poema - May Sarton


Los poemas verdaderos no empiezan con un sentimiento, no importa lo convincente que este sea, y claro que sentimos una gran cantidad de cosas que nunca se convierten en un poema. Un poema emerge cuando la tensión de que algo ha sido experimentado, sentido, o visto, de repente libera una suerte de ansiosa agitación de palabras e imágenes. En ese momento hay un misterioso cambio: la energía absorbida por la experiencia misma ahora deviene otra completamente distinta, y todo lo que importa es resolver el rompecabezas, la clase de laberinto en el que ciertas frases y cierto ritmo se encuentran dispersos, como piezas de un juego de Scrabble.  

¿Cuándo está terminado un poema? La respuesta es, creo: cuando todas las tensiones se han equilibrado, cuando el cambio de una sola sílaba afectaría la estructura del poema al punto de hacerlo caer como una torre de naipes.

Del mismo modo en que debemos trabajar «para que la respiración sea más profunda y se tensen los bordes de nuestro corazón» cuando usamos o desechamos las metáforas que se nos cruzan durante un poema en proceso, así también debemos trabajar para profundizar, e incluso darle aspereza a la música que flota en la superficie de la conciencia.   

Una puede decir «voy a escribir una novela el año próximo», pero una no puede decir «voy a escribir un poema el año próximo». El intelecto y el deseo no controlan la poesía en la misma medida.

Varias décadas atrás, en la biblioteca de la Universidad de Buffalo, Charles Abbott les pidió sus papeles de trabajo a los poetas y armó una colección extraordinaria. Desde entonces, otras bibliotecas siguieron el ejemplo y ahora es posible, para estudiantes de diversas partes del país, explorar la mente de un poeta cuando trabaja, y seguir la pista hasta la fuente de aquello que Marianne Moore denominó «el sentimiento y la precisión, la humildad, la concentración y el placer» que deben intervenir en la escritura de un poema.

Pero hay algo que ningún papel de trabajo puede hacer evidente y debo empezar hablando de eso. Me refiero a la disposición que precede a cualquier escritura. Alguien quizás tensione esta idea lo suficiente como para decir que el aspecto formal de un poema, el aspecto más artesanal, es solo un juego. El uso de determinadas palabras para lograr determinados efectos no sería distinto a un crucigrama o a cualquier otro juego de ingenio. Lo que muestran las hojas de trabajo sería la jugada en sí. Lo que no pueden mostrar es que, si bien la poesía es lúdica, se trata de un juego sagrado. Y en este punto, obviamente, la poesía difiere de modo radical del crucigrama. Es algo más y algo distinto a un puro entretenimiento intelectual. ¿En qué consiste la «experiencia sagrada» del juego de la poesía? ¿No anida en la experiencia que precede a la escritura? Porque la escritura de poesía es antes que nada un modo de vida y solo de manera secundaria una vía de expresión. Una casi podría decir que es una disciplina vital, una disciplina que se mantiene para perfeccionar el instrumento experiencial —el poeta mismo—de modo que pueda aprender a ponerse en perfecto estado de apertura y transparencia y de ese modo, ir al encuentro de lo que aparece en su camino con una mirada inocente.

El primer plano del poema es la emoción específica o la imagen o el pensamiento en los que está interesado. Pero el sustrato es todo lo que eres, lo que pensaste, sentiste y viste a lo largo de tu vida. El subconsciente va a estar muy activo cuando te sientes y empieces a bocetar tu texto. Algo de lo que aparezca será incongruente, flojo o banal y es aquí donde la zona consciente de la mente comienza a trabajar, seleccionando, puliendo; es decir, formulando lentamente con la mayor exactitud posible lo que la reverberación musical nada más sugería. El proceso creativo es una alternancia entre lo que es dado y lo que se hace con ese regalo.

El proceso creativo […] consiste en ruptura y reconstrucción. Quizás tengas que romper tu poema para para reescribirlo. El principiante se aferra a su poemita y no lo deja crecer. No puede aceptar la destrucción inherente al proceso de crecimiento. Y, muy a menudo, es incapaz de dejar que sus herramientas intelectuales colaboren con sus dotes emotivas y sensuales.

Todo poeta atraviesa la experiencia de luchar durante varias horas, descomponer y reconstruir, hasta tener que admitir que todo el asunto es un estropicio. Se ha apresurado a encontrar el foco, ha forzado el ritmo, no ha sido capaz de reconocer ciertas señales que le decían «este es el verso con el que tienes que trabajar», eligiendo otro menos fructífero. Quizás haya arrojado lo valioso por la borda para quedarse con lo residual. Todos hemos tenido esta experiencia, porque el riesgo es muy grande.

El poema te hace mientras haces el poema, y ese hacer requiere toda tu capacidad de pensamiento, sentimiento, análisis y síntesis.

Los enemigos de la creación son y siempre han sido la facilidad, el mero ingenio, la autoindulgencia y sobre todo, el malentendido en torno a qué es la inspiración. Sé que estoy inspirada cuando me transformo en una furia con suficiente nivel de autocrítica como para cavar hacia aquello que quiero decir, podando muchas irrelevancias que florecieron en la página durante la excitación del comienzo.

A veces una debe esperar un tiempo largo antes de encontrar la forma. «No es la métrica», dice Emerson, «sino una forma determinada de musicalidad intrínseca, haciendo de un poema un pensamiento tan apasionado y tan vivo, que, como el espíritu de un animal o planta, tiene su propia arquitectura». Algunos poemas son gestaciones internas, nos persiguen, nos abruman, hacen su propio camino a través de un lento proceso interno de refinamiento.  


De Sobre la escritura (Salta el Pez Ediciones, 2023)                                                                        

Trad. Ivana Romero

Poemas de Martín Gambarotta


D
an a entender que podrías llegar

a ser como ellos, te alientan a que

intentes ser como ellos, te tratan

como si fueras igual a ellos

porque saben que nunca

serás uno de ellos.

 



Terminó el día

sin pedirle nada

 

tampoco el día

pidió nada

 

se consumió

su llama un poco

sucia

 

nadie tuvo nada

para dar salvo dar

 

otro día por perdido

 

el sol es una yema

 

llega la noche

cada uno hace su pedido.

 

 


El que se quiere matar

no es que crea

que no tiene futuro

 

proyecta el futuro en exceso

hasta volverlo

mercancía de su muerte

materia que mataría

 

en mente tiene

demasiados proyectos

que se condensan

en un solo proyecto

inmediato

 

su único fin

es proveerse un final

 

reducir todo a nada

para que

con un apagón definitivo

eso sea todo.

 


 

Todo sistema comienza

                estafándose a sí mismo

para así poder idear la manera

más eficaz de estafar a los demás

hasta que los demás sientan

el ansia por estafar como el modo

más natural de estar en el mundo.




De Sangría (Rapallo, 2023)

Más poemas de Irene Gruss

 

ESPEJISMO


Otoño cubierto de niebla.

Todo parece que va a caer

o morir

o resignarse.

Pero es mentira.

Aún

un pájaro vuela entre la niebla.

 

 

MIOPÍA

 

No ve

lo pequeñas que son las cosas.

Delirio de grandeza

en la mirada.

 

 

FE DE ERRATA

 

La moneda equivocada,

el número equivocado,

el tren, el riel equivocados,

la rueda, la moneda,

la fortuna equivocadas,

la madera, la cama,

la teta, la leche, la succión

equivocadas, el beso,

la música a destiempo,

el aire equivocado,

la moneda, el pago, el azar,

equivocados,

el sueño, el insomnio equivocados,

el pasto, la nube, la moneda,

equivocados,

la risa, el remedio

equivocados,

el ansia

equivocada,

la moneda, el naipe equivocados,

el pie, el paso,

el final, el bosque, la memoria suspendidos,

la ficción, la extensión

equivocadas,

el hambre,

la moneda,

el hilo, la

tensión, la fe,

la muerte

errada.

 

 

ÓPTICA I

 

Dios mío que no existes, he creído

tanto en lo que he visto,

maravilla o

miseria,

he creído, de veras he creído

demasiado y

he visto demasiado y aún

no vi.



De Poesía completa (Ediciones en Danza, 2021)

Las direcciones contrarias - Sonia Scarabelli


No es de la salvación
de lo que hablo, es
de lo que no se salva
y queda siempre
con el arpón clavado,
y tenso en la soga
que lo arrastra hacia arriba,
va al fondo igual,
Moby Dick en la propia calavera.
Y por eso, si el alma o la ballena
lo que se hunde
lo mismo da: la vuelta es por el fondo.

Quiero decir, parece
una insistencia de las cosas
–y de los seres–
que la gracia
venga a aliviarles el desastre
cuando ya iban a darse
por vencidos. Si no
cómo se explica
que suba así de dulce la mañana
y que uno sienta
abrirse todavía el corazón
al toque blando de la luz
cuando un instante atrás apenas
estaba todo
tan oscuro.

Escribir - Chantal Maillard


escribir

para curar
en la carne abierta
en el dolor de todos
en esa muerte que mana
en mí y es la de todos

escribir

para ahuyentar la angustia que describe
sus círculos de cóndor
sobre la presa

aunque en el alma no

en el alma
la estimación del tiempo que concluye
y es arriba
algo más que un silencio
con ojos semiabiertos

escribir

como condescendencia y como rebeldía
sin elección
sin pausa
porque se va la luz, las fuerzas
se le acaban
y el ser se va de vuelo
en las garras de un ave
carroñera

escribir

para decir el grito
para arrancarlo
para convertirlo
para transformarlo
para desmenuzarlo
para eliminarlo
escribir el dolor
para proyectarlo
para actuar sobre él con la palabra

[…]

escribir para curar
escribir para guarecerse
escribir como si cerrase los ojos
para no cerrarlos
para mover la mano y seguir su curso
para sentirse viva
AÚN
para aplazar la angustia
como simulación
para guiar la mente y que no se desboque
para controlar lo controlable

escribir

como quien deja la luz encendida
y duerme de pie sobre sí mismo
para saldar las cuentas con el miedo

escribir
para reorganizar

escribir
sin hacer concesiones

escribir
como quien des-espera
para cauterizar
para tomarle las medidas al miedo
para conjurar
para morder de nuevo el anzuelo de la vida
para no claudicar

escribir
para apuntar al blanco

escribir
con palabras pequeñas
palabras cotidianas
palabras muy concretas
palabrasojo
palabras animales
palabrasbocadegato
ásperas por dentro y por fuera
suaves como "tal vez"
palabraslatigazo
como "demasiado" y "tarde"

escribir

para no mentir
para dejar de mentir
con palabras abstractas
para poder decir tan sólo lo que cuenta

decir que a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada
y la sábana verde se desdobla
en el espejo del armario
estoy en mí
en el lugar en que acostumbro
a encontrarme
en este aquí hecho de extraña
duración en lo mismo
repitiéndome
la carne dolorida
los huesos lastimados
los nervios, la piel
tirante, amoratada
el pelo encanecido
el grito sólo postergado
y hoy a las once
de la noche de hoy
mientras la luz calienta
el lado izquierdo de mi almohada

muere un niño
o dos o no sé cuántos
mueren y una anciana dice
sus últimas palabras
o no las dice y muere
y es otra la que habla
pero no habla, dice
apenas dice y muere
sin decir
apenas
nada
y algo se me atraganta
tal vez un alarido
largo como las once horas de esta noche
o tal vez la conciencia
que duerme encendida
como una lumbre la conciencia
de todos los que mueren
como una fogata
un espantoso incendio
que prende en las ventanas
de la ciudad y en el mar no se apaga
una conciencia absurda
una antorchahorizonte
la conciencia de todos los que saben
que se están acabando
en sus huesos de antorcha
hoy, mañana, siempre

escribir
todas las muertes son mi muerte
mi grito es el de todos
y no hay consentimiento
escribir

¿para consentir?
¡escribir para rebelarse!
no hay lugar para plegarias
no hay lugar para el sosiego
el ajuste de las almas
se hace en rebeldía

Estamos solas
y nos pertenecemos.
En nosotras está el poder
Somos un pueblo de almas
en rebeldía
¡Despertad!
Lo que escribo aquí
se traza en el aire
el dolor es la senda
el dolor es el medio
por el dolor la fuerza
que combate el dolor
y lo transforma
por el dolor deshago
mi dolor en lo ajeno
y el ajeno en el mío

escribir

para des-esperar
por todos los que están
por todos
los que fueron
los desaparecidos
escribir para cuidar
sus des

apariciones
para alimentarlas
para que no se enturbien
no tan pronto
no tan siempre
pronto

[…]


escribir


[…]


¿y no hacer literatura?
...
¡y qué mas da!:

hay demasiado dolor
en el pozo de este cuerpo
para que me resulte importante
una cuestión de este tipo.
Escribo

para que el agua envenenada
pueda beberse.




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