Rara cópula
Podría amar a ese hombre, cómo no,
dulcemente atenazarlo en mis rodillas
y no parar hasta que los ojos de él me
mirasen
la primera vez en su vida, con asombro
o, más bien, consternación de sí mismo
pero es el subjuntivo lo que priva,
y esa su mirada en otra parte, en un mundo
convexo
donde no caben cuencos sino la jarra, o
ese cántaro que tanto iba a la fuente que,
cómo no,
la fuente se ha secado
y es una rara cópula que une y desune,
rompe
con lo real lo imaginado, y ¿cómo no?
*
Cotidiano
De a poco, de a poco ordeno y
cumplo tareas mínimas;
tan de a poco voy y tanto me enorgullezco
que miro el escobillón y es un ente
notable,
sublime junto a mí arrastrando basura,
el uno junto al otro esforzándose
tanto, y dejarlo a un lado o tras la puerta
es un acto tan cruel
como el haber barrido todo y descansar.
Poemas hermosos de Irene Gruss
contrabandeados de su blog
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