Sunday, December 03, 2023

Lavanda de Luciana Tani Mellado

Lavanda

1.

No tengo nada en contra mío
pero le pongo empeño
en derrumbarme
a veces
como la lavanda
sobre su tallo
leñoso
y retorcido.

Rodeo con la mirada
la planta
que en una esquina
del cantero
se yergue
y se derrama
hacia la calle.

Abro la canilla y empiezo el riego.

La tierra quiere conversar:
quien habla no está muerto.

Me contento con entrever
un modo de existencia
aunque me falte
el lenguaje.

2.

Abandono el deseo
de abandonarlo todo.

Armo un ramo de lavanda
y recojo las sobras de cada espiga
toda molida como la fe.

Me gustan las flores apenas cortadas,
cuando su vida existe
lejos del cuidado
y las expectativas de futuro.

Miniaturas violetas,
sus despojos fragantes
se desarman adentro de mi mano.

Las huelo y florece en mí
un recuerdo que se vierte
en cada gota de agua.

La presión del riego es fuerte
como la orina de un potrillo.

Una luz modesta tiembla
entre los árboles.

La lluvia de la manguera golpea
la fragilidad de las flores pequeñas.

3.

Mi abuela guarda en la cartera
un cordón umbilical
y unos mechones
de pelo.

Hojas secas de la vida.

Podría escribir con las plantas
un libro de preguntas.

Para existir necesita
ser nombrado.

Una mujer sin lengua
crece en la corteza
que habla.

El agua orienta al agua,
el aire orienta al aire.

Yo no puedo orientarme
a mí misma.

Corto mi cabeza como una flor.

Quiero restituir un orden.

Riego el silencio de las flores
con palabras.

Amenazo la bondad de la naturaleza.

También tuve lagartijas en mi infancia
pero ellas no me hablaron
ni me dijeron madre.

La lavanda crece mejor
en suelos secos.

Oscurece.

Me animo a silbar
aunque sea de noche.




Monday, November 20, 2023

Donde sea que vaya - Muriel Rukeyser

Donde sea 

que vayamos

quedará nuestra obra.


Donde sea

que nos manifestemos

quedará nuestra siembra.


Escribí poemas

plantá semillas

alimentá al bebé que crece

construí una casa.


Cuando enfrentemos al enemigo

lo haremos con el alimento y la semilla.


Donde sea 

que vaya

quedará mi obra.



Thursday, November 16, 2023

Las mujeres de mi generación - Luis Sepúlveda


Las mujeres de mi generación abrieron sus pétalos rebeldes
de rosas, camelias, orquídeas u otras yerbas, de saloncitos tristes,
de casitas burguesas, de costumbres añejas, 
Sino de yuyos peregrinos entre vientos.

Porque las mujeres de mi generación florecieron en las calles, 
en las fábricas se hicieron hilanderas de sueños, 
en el sindicato organizaron el amor según sus sabios criterios 

Es decir, dijeron las mujeres de mi generación, a cada cual según su necesidad y capacidad de respuesta, 
como en la lucha golpe a golpe en el amor beso a beso. 

Y en las aulas argentinas, chilenas o uruguayas 
supieron lo que tenían que saber para el saber glorioso 
de las mujeres de mi generación. 

Minifalderas en flor de los setenta, 
las mujeres de mi generación no ocultaron ni las sombras 
de sus muslos que fueron los de Tania. Erotizando con el mayor de los calibres 
los caminos duros de la cita con la muerte. 

Porque las mujeres de mi generación 
bebieron con ganas del vino de los vivos 
acudieron a todas las llamadas 
y fueron dignidad en la derrota. 

En los cuarteles les llamaron putas y no las ofendieron 
porque venían de un bosque de sinónimos alegres: 
Minas, Grelas, Percantas, Cabritas, Minones, Gurisas, Garotas, 
Zipotas, Viejas, Chavalas, Señoritas Hasta que ellas mismas escribieron la palabra Compañera 
en todas las espaldas y en los muros de todos los hoteles. Porque las mujeres de mi generación 
nos marcaron con el fuego indeleble de sus uñas 
la verdad universal de sus derechos. 

Conocieron la cárcel y los golpes 
Habitaron en mil patrias y en ninguna 
Lloraron a sus muertos y a los míos como suyos 
Dieron calor al frío y al cansancio deseos 
Al agua sabor y al fuego lo orientaron por un rumbo cierto. Las mujeres de mi generación parieron hijos eternos, 
cantando Summertime les dieron teta, 
fumaron marihuana en los descansos, 
danzaron lo mejor del vino y bebieron las mejores melodías Porque las mujeres de mi generación 
nos enseñaron que la vida no se ofrece a sorbos compañeros, 
sino de golpe y hasta el fondo de las consecuencias. 

Fueron estudiantes, mineras, sindicalistas, obreras 
artesanas, actrices, guerrilleras, hasta madres y parejas 
en los ratos libres de la Resistencia Porque las mujeres de mi generación sólo respetaron los límites que superaban todas las fronteras.

Internacionalistas del cariño, brigadistas del amor, 
comisarias del decir te quiero, milicianas de la caricia. 

Entre batalla y batalla 
las mujeres de mi generación lo dieron todo 
Y dijeron que apenas eso era suficiente 
Las declararon viudas en Córdoba y en Tlatelolco 
Las vistieron de negro en Puerto Montt y Sao Paulo 
Y en Santiago, Buenos Aires o Montevideo 
fueron las únicas estrellas de la larga noche clandestina. Sus canas no son canas 
sino una forma de ser para el qué hacer que les espera. 

Las arrugas que asoman en sus rostros 
dicen he reído y he llorado y volvería a hacerlo. 

Las mujeres de mi generación 
han ganado algunos kilos de razones que se pegan a sus cuerpos, 
se mueven algo más lentas cansadas de esperarnos en las metas. 

Escriben cartas que incendian las memorias. 
Recuerdan aromas proscritos y los cantan. 
Inventan cada día las palabras y con ellas nos empujan 
Nombran las cosas y nos amueblan el mundo 
 Escriben verdades en la arena y las ofrendan al mar 
Nos convocan y nos paren sobre la mesa dispuesta. 

Ellas dicen pan, trabajo, justicia, libertad 
Y la prudencia se transforma en vergüenza. 

Las mujeres de mi generación son como las barricadas: 
Protegen y animan, dan confianza y suavizan el filo de la ira. Las mujeres de mi generación son como un puño cerrado 
que resguarda con violencia la ternura del mundo. 

Las mujeres de mi generación no gritan porque ellas derrotaron al silencio. 

Si algo nos marca, son ellas. 

La identidad del siglo son ellas. 
Ellas: la fe devuelta, el valor oculto en un panfleto 
el beso clandestino, el retorno a todos los derechos 

Un tango en la serena soledad de un aeropuerto, 
un poema de Gelman escrito en una servilleta 
Benedetti compartido en el planeta de un paraguas, 
los nombres de los amigos guardados con ramitas de lavanda 

Las cartas que hacen besar al cartero 
Las manos que sostienen los retratos de mis muertos 
Los elementos simples de los días que aterran al tirano 
La compleja arquitectura de los sueños de tus nietos. 
Lo son todo y todo lo sostienen 
Porque todo viene con sus pasos y nos llega y nos sorprende. No hay soledad donde ellas miren 
Ni olvido mientras ellas canten. 
Intelectuales del instinto, instinto de la razón 
Prueba de fuerza para el fuerte y amorosa vitamina del débil. 

Así son ellas, las únicas, irrepetibles, imprescindibles 
sufridas, golpeadas , negadas pero invictas 
mujeres de mi generación.





Poema sobre la violencia policial - June Jordan


Decime algo
qué creés que pasaría si
cada vez que ellos matan a un chico negro
nosotros matáramos a un policía
si cada vez que ellos matan a un hombre negro
nosotros matáramos a un policía

¿pensás que disminuiría la tasa de accidentes?

a veces a la sensación le gusta sorprenderme cariño
vuelve a mi boca y estoy callada
como piletas olímpicas de la nieve
montañosa que corre bajo el sol

a veces pensando sobre la Casa 12 del Cosmos
o el modo en que tu oreja atrapa la punta
de mi lengua o los letreros que nunca he visto
como PELIGRO MUJERES TRABAJANDO

pierdo la conciencia de la bestial fea rabiosa
y repetitiva ofensa como cuando ellos me dicen
18 policías para someter a un solo hombre
18 lo estrangularon hasta la muerte en la posterior refriega  (¿no
idolatrás la dicción de los poderosos? Someter
refriega ¡oh!) y que el asesinato
que la matanza de Arthur Miller en una calle
de Brooklyn fue solamente un “accidente justificable” otra vez
(otra vez)
Gente teniendo accidentes alrededor del mundo
por tanto tiempo que yo calculo que lo único
seguro apropiado es un arma
estoy diciendo que la guerra no es para entenderla o repetirla
la guerra es para pelearla y ganarla

a veces a la sensación le gusta sorprenderme cariño
oculta/ lo bestial pero
no demasiado a menudo

decime algo
qué creés que pasaría si
cada vez que ellos matan a un chico negro
nosotros matáramos a un policía
si cada vez que ellos matan a un hombre negro
nosotros matáramos a un policía

¿pensás que disminuiría la tasa de accidentes?


(Traducción: Flor Codagnone)



Poemas a la patria - Otto René Castillo

Comunicado

Nada
podrá
contra esta avalancha
del amor.
Contra este rearme del hombre
en sus más nobles estructuras.
Nada
podrá
contra la fe del pueblo
en la sola potencia de sus manos.
Nada
podrá
contra la vida.
Y nada
podrá
contra la vida,
porque nada
pudo
jamás
contra la vida.

***

Libertad

Tenemos
por ti
tantos golpes
acumulados
en la piel,
que ya ni de pie
cabemos en la muerte.

En mi país,
la libertad no es sólo
un delicado viento del alma,
sino también un coraje de piel.
En cada milímetro
de su llanura infinita
está tu nombre escrito:
libertad.
En las manos torturadas.
En los ojos,
abiertos al asombro
del luto.
En la frente,
cuando ella aletea dignidad.
En el pecho,
donde un aguante varón
nos crece en grande.
En la espalda y los pies
que sufren tanto.
En los testículos,
orgullecidos de sí.
Ahí tu nombre,
tu suave y tierno nombre,
cantando en esperanza y coraje.

Hemos sufrido
en tantas partes
los golpes del verdugo
y escrito en tan poca piel
tantas veces su nombre,
que ya no podemos morir,
porque la libertad
no tiene muerte.

Nos pueden
seguir golpeando,
que conste, si pueden.
Tú siempre serás la victoriosa,
libertad.
Y cuando nosotros
disparemos
el último cartucho,
tú serás la primera
que cante en la garganta
de mis compatriotas,
libertad.
Porque
nada hay más bello
sobre la anchura
de la tierra,
que un pueblo libre,
gallardo pie,
sobre un sistema
que concluye.

La libertad,
entonces,
vigila y sueña
cuando nosotros
entramos a la noche
o llegamos al día,
suavemente enamorados
de su nombre tan bello:
libertad.

***

Viudo de mundo

Compañeros míos,
yo cumplo mi papel
luchando
con lo mejor que tengo.

Qué lástima que tuviera
vida tan pequeña,
para tragedia tan grande
y para tanto trabajo.

No me apena dejaros.

Con vosotros queda mi esperanza.

Sabéis,
me hubiera gustado
llegar hasta el final
de todos estos ajetreos
con vosotros,
en medio de júbilo
tan alto. Lo imagino
y no quisiera marcharme.

Pero lo sé, oscuramente
me lo dice la sangre
con su tímida voz,
que muy pronto
quedaré viudo de mundo.

***

Vamos patria a caminar

Yo bajaré los abismos que me digas.
Yo beberé tus cálices amargos.
Yo quedaré sin voz para que tú cantes.
Yo he de morir para que tú no mueras.
Para que emerja tu rostro flameando al horizonte
de cada flor que nazca de mis huesos.
Tiene que ser así, indiscutiblemente.
Yo me cansé de llevar tus lágrimas conmigo.
Ahora quiero caminar contigo, relampagueante.
Acompañarte en tu jornada, porque soy un hombre
del pueblo, nacido en octubre para la faz del mundo.
Ay, patria,
a los coroneles que orinan tus muros
tenemos que arrancarlos de raíces,
colgarlos en un árbol de rocío agudo,
violento de cóleras del pueblo.
Por ello pido que caminemos juntos. Siempre
con los campesinos agrarios
y los obreros sindicales,
con el que tenga un corazón para quererte.
Vámonos patria a caminar, yo te acompaño.

***

Pequeña patria mía, dulce tormenta,
un litoral de amor elevan mis pupilas
y la garganta se me llena de silvestre alegría
cuando digo patria, obrero, golondrina.
Es que tengo mil años de amanecer agonizando
y acostarme cadáver sobre tu nombre intenso,
flotante sobre todos los alientos libertarios,
Guatemala, diciendo patria mía, pequeña campesina.

Ay, Guatemala,
cuando digo tu nombre retorno a la vida.
Me levanto del llanto a buscar tu sonrisa.
Subo las letras del alfabeto hasta la A
que desemboca al viento llena de alegría
y vuelvo a contemplarte como eres,
una raíz creciendo hacia la luz humana
con toda la presión del pueblo en las espaldas.
¡Desgraciados los traidores, madre patria, desgraciados!
¡Ellos conocerán la muerte de la muerte hasta la muerte!
¿Por que nacieron hijos tan viles de madre cariñosa?
Así es la vida de los pueblos, amarga y dulce,
pero su lucha lo resuelve todo humanamente.
Por ello patria, van a nacerte madrugadas,
cuando el hombre revise luminosamente su pasado.
Por ellos patria,
cuando digo tu nombre se rebela mi grito
y el viento se escapa de ser viento.
Los ríos se salen de su curso meditado
y vienen en manifestación para abrazarte.
Los mares conjugan en sus olas y horizontes
tu nombre herido de palabras azules, limpio,
para lavarte hasta el grito acantilado del pueblo,
donde nadan los peces con aletas de auroras.
La lucha del hombre te redime en la vida.
Patria, pequeña, hombre y tierra y libertad
cargando la esperanza por los caminos del alba.
Eres la antigua madre del dolor y el sufrimiento.
La que marcha con un niño de maíz entre los brazos.
La que inventa huracanes de amor y cerezales
y se da redonda sobre la faz del mundo
para que todos amen un poco de su nombre:
un pedazo brutal de sus montañas
o la heroica mano de sus hijos guerrilleros.
Pequeña patria, dulce tormento mía,
canto ubicado en mi garganta
desde los siglos del maíz rebelde:
tengo mil años de llevar tu nombre
como un pequeño corazón futuro
cuyas alas comienzan a abrirse a la mañana.

***

Revolución

Los que no ven
nos dicen ciegos,
pero tú nos has enseñado
a ver el color
del tiempo que viene.
Los que no oyen
nos dicen sordos,
pero tú nos has enseñado
a escuchar en todas partes
el ágil sonido
de la ternura humana.
Los cobardes nos dicen cobardes,
pero contigo nos enfrentamos
a las sombras
y les cambiamos el rostro.
Los criminales nos dicen criminales,
pero contigo revivimos la esperanza,
le marcamos el alto al crimen,
a la prostitución, al hambre.
Y le ponemos ojos,
Voz,
oídos,
alma,
al corazón del hombre.
Los racistas nos dicen antihumanos,
pero contigo le damos al odio
su tumba mundial
en la ciudad de los abrazos.

Nos dicen tantas cosas.
Y los que las pronuncian
olvidan,
estúpidos que son,
que sus nietos amarán mañana jubilosamente
la palabra estrellada
de tu nombre: revolución.

***

Patria, mi amor

Todo
el amor del mundo
está en mis labios
cuando te beso,
cuando caigo a tu alma
como una estrella ciega
a la noche de un viudo.

Óyelo, míralo, pálpalo.
Es la secreta reunión
de tus enamorados
en el fondo de mi saliva.

Todos
los besos del amor
se reúnen en mi boca
y en la tuya,
todo el amor,
¡toda la vida!

Sea
siempre mi amor
tu compañía.
Que
nunca falte mi amor
en tus cimientos.
Á l z a t e
firme sobre él,
patria,
con tus descalzos pies,
llenos de lodo y de caminos!






2 poemas de Mario Benedetti

Defender la alegría

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

***

No te salves

No te quedes inmóvil

al borde del camino

no congeles el júbilo

no quieras con desgana

no te salves ahora

ni nunca

no te salves

no te llenes de calma

no reserves del mundo

sólo un rincón tranquilo

no dejes caer los párpados

pesados como juicios

no te quedes sin labios

no te duermas sin sueño

no te pienses sin sangre

no te juzgues sin tiempo

pero si

pese a todo

no puedes evitarlo

y congelas el júbilo

y quieres con desgana

y te salvas ahora

y te llenas de calma

y reservas del mundo

sólo un rincón tranquilo

y dejas caer los párpados

pesados como juicios

y te secas sin labios

y te duermes sin sueño

y te piensas sin sangre

y te juzgas sin tiempo

y te quedas inmóvil

al borde del camino

y te salvas

entonces

no te quedes conmigo.






La poesía es una arma cargada de futuro - Gabriel Celaya


Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
más se palpita y se sigue más de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque a penas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.






2 poemas de José Emilio Pacheco

EL SILENCIO

La silenciosa noche. Aquí en el bosque
no distingo rumores, no, de ninguna especie.
Los gusanos trabajan.
Los pájaros de presa hacen lo suyo
(seguramente).
Pero no escucho nada.
Sólo el silencio que da miedo. Tan raro,
tan raro, tan escaso se ha vuelto en este mundo
que ya nadie se acuerda como suena,
ya nadie quiere
estar consigo mismo un instante.
Mañana
dejaremos de nuevo la verdadera vida para
mañana.
No asco de ser ni pesadumbre de estar vivo:
extrañeza de hallarse aquí y ahora en esta hora tan muda.
Silencio en este bosque, en esta casa
a la mitad del bosque.
¿Se habrá acabado el mundo?

***

LAS PALABRAS DE BUDA

Todo el mundo está en llamas: lo visible
arde y el ojo en llamas interroga.
Arde el fuego del odio.
Arde la usura.
Arden el nacimiento y la caída.
Arde el dolor.
El llanto, el sufrimiento
arden también.
La pesadumbre es llama.
Y una hoguera es la angustia
en la que arden
todas las cosas:
Llama,
arden las llamas,
arden las llamas,
mundo y fuego, mira
la hoja al viento, tan triste, de la hoguera.



Thursday, September 14, 2023

Dice Eurídice - Horacio Castillo


La ansiedad me dominó, y luego la inquietud, cuando supe que venías:
horror de que me vieras así, con este tocado de sombra,
el pelo sin brillo -el pelo, que el sol no se cansaba de dorar.
Terror también de que no fueras el mismo -el que permanecía en mi memoria-
y al mismo tiempo curiosidad por ver de nuevo un ser vivo.
Hace tanto que nadie venía por aquí,
tanto que nadie se llevaba un alma o un perro,
que cuando oí tus pasos y tu voz llamándome,
cuando por fin te estreché, más que a ti estaba abrazando a la vida.
Después tu calor me condensó, me secó como una vasija,
y caminé por el sombrío corredor
otra vez con aquella máquina atronadora dentro del pecho
y un carbón encendido en medio de las piernas.
Caminé de tu brazo, imaginando ya la luz,
los árboles junto a los cuales caminábamos,
aquella habitación llena de espejos
donde flotábamos como dos ahogados.
Hasta que de pronto tu paso se hizo nervioso,
tu pensamiento se espantó como un caballo,
y vi que tratabas de desprenderte de mí,
de librarte de la trampa de la materia mortal.
"No te vayas -supliqué- no me dejes aquí,
déjame ver de nuevo las nubes y el sol,
suéltame por el mundo como una potranca tracia."
Pero tú ya corrías hacia la salida,
y durante siete días y siete noches oí cómo llorabas,
cómo cantabas en la ribera del río infernal
nuestra vieja canción: "Lo lejano, sólo lo más lejano perdura".



Le dijo la poeta a su analista - Anne Sexton

Lo mío son las palabras. Las palabras son como etiquetas,
o monedas, o mejor, como un enjambre de abejas.
Confieso que sólo me destruye el origen de las cosas;
como si las palabras se pudieran contar como abejas muertas en el desván,
desprendidas de sus ojos amarillos y sus alas resecas.
Siempre me tengo que olvidar de que una palabra elige
a la siguiente, determina a la siguiente, hasta que tengo
algo que podría haber dicho yo…
pero no dije.
Lo tuyo es vigilarme las palabras. Pero yo
no te confieso nada. Me siento en mi salsa, por ejemplo,
cuando puedo escribirle un panegírico a la maquinita tragamonedas
de aquella noche en Nevada: cómo me saqué el premio gordo,
con el repiquetear de las tres campanitas alineadas en la pantalla de mi suerte.
Pero si me decís que esto no es lo que es
yo me amedrento, y me acuerdo de lo raras y ridículas
y repletas que sentía las manos
con todo ese montón de plata crédula.

Versión de Ezequiel Zaidenwerg



Tuesday, August 29, 2023

Luke - Mary Oliver

 










Yo tenía una perra que amaba las flores.
Atolondrada iba por el campo 
pero se detenía en la madreselva 
o en la rosa con su cabeza oscura 
y su hocico mojado tocando la cara 
de todo el mundo con sus pétalos 
de terciopelo su perfume en ascenso en el aire 
donde las abejas sus cuerpos 
pesados de polen flotaban 
y simplemente adoraba cada flor 
no con la seriedad y el cuidado 
con el que nosotros elegimos esta o aquella flor 
la forma en que elogiamos o no 
la forma en que amamos o no 
sino la forma en que deseamos ser 
así de felices el cielo en la tierra.

Sunday, June 11, 2023

Un libro es siempre el reverso de otro libro

Hoy me llamó mi amigo Pablo para leerme esta frase que encontró en un libro de Tim O’Brien: «Lo que se adhiere a la memoria son esos pequeños fragmentos extraños que no tienen principio ni fin». Me quedé pensando en eso y me desvelé. Es verdad. Recordamos más bien los ruidos de las imágenes. Y a veces, al escribir, limpiamos todo, como si de ese modo avanzáramos hacia algún lado. Deberíamos simplemente describir esos ruidos, esas manchas en la memoria. Esa selección arbitraria, nada más. Por eso mentimos tanto, al final. Por eso un libro es siempre el reverso de otro libro inmenso y raro. Un libro ilegible y genuino que traducimos, que traicionamos por el hábito de una prosa pasable. Pienso en el comienzo bellísimo de Léxico familiar, la novela de Natalia Ginzburg: «Todos los lugares, hechos y personas que aparecen en este libro son reales. Nada es ficticio. Siempre que, debido a mi costumbre de novelista, inventaba algo, me sentía obligada a destruirlo». Habría que ser capaz de eso. O de quedarse callado, simplemente.

Alejandro Zambra, fragmento de Formas de volver a casa

La muerte una vez más - Jim Harrison

No nos pongamos románticos ni tremendistas

con la muerte. Es sin duda nuestro acto más singular

junto con el nacimiento. Tendríamos que darle

la misma importancia que a preparar el desayuno,

es igual de común y de corriente. Romper dos huevos

en un bol, o un bol en dos huevos. Meterse en el cajón

después de que se escurran los fluidos, o mejor aún,

tirarse en tobogán al fuego. Por supuesto, no es fácil

aceptar el último beso, el último trago, la última

cena, con la que los condenados a muertes

suelen ponerse quisquillosos, como si Dios te fuera

a mandar una hamburguesa con queso. Puede

pasar alguna que otra amante por el ojo de la mente,

pero más que nada es un lago plácido al amanecer

en medio de la niebla, el graznido de un ave

solitaria, ponerse a contemplar el agua mansa,

opaca. Niños de nuevo, vamos a saber todo

lo que teníamos que saber, que el agua es fría

y profunda, y que el sol no llega a todas partes.


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