EL POEMA DEL MOMENTO
Wednesday, April 27, 2022
Uno de Andi Nachon
Friday, April 22, 2022
Uno de Nanao Sakaki
Si escuchaste
cosas feas
lavate las orejas
Si viste
cosas sucias
lavate los ojos
pensamientos crueles
lavate el corazón
Pero
siempre
dejate el barro en las patas
Tuesday, April 19, 2022
Yo quiero, todo para mí, ese coraje - Leila Guerriero
«¿Ya está, ya pasó?», preguntó mi madre. «Sí, mi amor, ya está, ya pasó», dijo mi padre, y sonrió y le dio un beso en la frente. Mi madre, todavía atontada por la anestesia de una operación que no había servido para nada, no sonrió pero dijo, con alivio, «Gracias a Dios». Yo estaba allí. Yo vi esa bestialidad. Yo sabía que a Dios no había que agradecerle nada porque la enfermedad iba a enterrar a mi madre a puñetazos en un cuarto de hospital del que no volvería a salir nunca, y me pregunté entonces, y me pregunto ahora, qué clase de hombre hay que ser para ser el hombre que fue mi padre aquella tarde: un hombre que, mirando la soledad de miedo que empezaba a abrirse bajo sus pies, parado al borde de la última ceja del abismo, se tragaba su horror y decía: «Aquí estoy: yo no te suelto». ¿A qué dioses se habrá encomendado para no aullar, para no moler a golpes el cuarto, el hospital, el mundo, mientras el cuerpo de mi madre marchaba seguro hacia la muerte? Supe que Amparo Fernández, la mujer del Cigala, el cantante flamenco, murió de cáncer una madrugada de agosto pasado en República Dominicana y que la noche siguiente él, el Cigala, subió a un escenario de la ciudad de Los Ángeles para hacer una presentación que tenía programada y, con los ojos revueltos de dolor y sangre, con traje de luto planchado por su propio hijo, enredado en los primeros crespones de la muerte, cantó. Cantó como quien dice «Aquí estoy: yo no te suelto». ¿Qué hay que ser para ser un hombre así? Porque yo quiero ser ese hombre. Yo quiero, todo para mí, ese coraje.
Leila Guerriero, de Teoría de la gravedad
Palabras poderosas, recuperadas - Liliana Ancalao
Las palabras del poder y el poder de las palabras
La palabra del poder es olvido.
Por eso la palabra memoria tiene tanto poder
La palabra del poder es ignorancia
Por eso la palabra conocimiento tiene tanto poder
La frase del poder es solamente hoy
Por eso se tejen juntas las palabras pasado presente y futuro, con tanta persistencia de raíz.
La palabra del poder es yo
Por eso la palabra nosotros tiene tanto poder
La palabra del poder es distracción
Por eso la palabra poesía tiene tanto poder.
Wednesday, April 13, 2022
Falta de atención - Wisława Szymborska
3 poemas de Tamara Kamenszain
Dónde estará lo que sigue
me pregunto
mientras lo que quedó atrás
se parece
a un barril sin fondo
en el que es imposible buscar
un indicio para este futuro
que viene cabalgando lentamente
como una flecha de esas
que siempre van a dar en el blanco
aunque hagan un trayecto sinuoso
que a los ojos de ciertos ingenuos
puede parecer
errado.
Uno de Valeria Tentoni
Estaba por escribir un poema de odio
pero me tiré un poco en la cama
no atendí el teléfono.
Pensé el asunto:
decía cosas que tenían que ser dichas
todos los versos que se me ocurrían me parecían brillantes
encajaban bien, se movían bien,
las palabras eran tiburones embadurnados con aceite en mi cabeza,
aparecían, una detrás de la otra, dictadas por una supernova
me decía sí, ahora me voy a levantar
y voy a escribir esas líneas definitivas de venganza
y bronca y dolor y repulsión y venganza
y todo va a estar bien después, el poema
va a curarme, va a quedar ahí
como una cicatriz humeante,
va a hacer por mí ese camino. Me voy a levantar y el poema
o si no es eso por lo menos levantarme.
Pero me quedé dormida.
Ondas de radio - Raymond Carver
para Antonio Machado
La lluvia paró y la luna apareció.
No entiendo nada sobre las ondas de radio.
Aunque creo que viajan mejor justo después
de una lluvia, cuando el aire está húmedo.
En cualquier caso, puedo sintonizar
con Ottawa o, si quisiera, con Toronto.
Recientemente, por las noches, se ha despertado
en mí un suave interés por la política canadiense
y sus asuntos internos. Lo que buscaba aún más
eran sus emisoras musicales. Podría quedarme sentado
y escuchar, sin tener nada que hacer ni pensar.
No tengo tele y había dejado de leer
los diarios. Por las noches, encendía la radio.
Cuando vine aquí estaba tratando de ausentarme
de todo. En especial, de la literatura.
Con lo que conlleva, y lo que sigue después.
Existe en el alma un deseo de no pensar.
De quedarse quieto. Junto a ello,
el deseo de ser estricto, sí, y riguroso.
Pero el alma es también un conchesumadre blando,
no siempre confiable. Y lo había olvidado.
Escuché cuando decía: “Mejor cantar lo que se fue
y no volverá más allá de lo que aún permanece
con nosotros y que seguirá con nosotros mañana.
O no. Y si no, también está bien.
No tenía mucha importancia, decía, que un tipo cantara.
Esa es la voz que oí.
¿Se imaginan que alguien piense así?
¿Qué todo da igual?
¡Qué sinsentido!
Pero yo pensaba todas esas estupideces por las noches
sentado en la silla mientras escuchaba mi radio.
Entonces, Machado, ¡la llegada de tu poesía a mi vida!
Fue un poco como un tipo de mediana edad enamorándose
de nuevo. Un hecho extraordinario, tal vez también vergonzoso,
para presenciar.
Tonterías como colgar una fotografía tuya.
Llevaba tu libro a la cama conmigo
y dormía con él a mano. Una noche, un tren iba
por mis sueños y me despertó.
La primera cosa que pensé, con taquicardia,
allí en el dormitorio a oscuras, fue:
Está bien, Machado está aquí.
Luego pude volver a dormir otra vez.
Hoy tomé tu libro cuando salí a dar
un paseo. “¡Presta atención!” dijiste
cuando alguien preguntó qué hacer con su vida.
Entonces miré alrededor y tomé notas de todo.
Luego me senté al sol con él, en mi lugar
al lado del río donde podía ver las montañas.
Cerré mis ojos y escuché el sonido
del agua. Después los abrí y comencé a leer
“Las últimas lamentaciones de Abel Martín”.
Esta mañana pensé mucho en ti, Machado.
Y espero que recibieras el mensaje que te envié,
sabiéndome incluso en frente de lo que se dice muerte.
Está bien si no lo recibiste. Duerme bien. Descansa.
Espero que tarde o temprano nos encontremos.
Y pueda yo mismo decirte todas estas cosas.
Fuera del camino - Gary Snyder
para Carole
Somos libres de encontrar nuestro propio camino
sobre las rocas –a través de los árboles-
donde no hay senderos. La montaña y el bosque
se presentan a sí mismos a nuestros ojos y pies
que deciden por sí mismos
en su antigua sabiduría del hacer
a dónde nos llevará la naturaleza. Hemos
estado aquí antes. Es más íntimo de cierta forma
que caminar por los caminos que trazan una ruta
a la que te pegas,
todos los caminos son posibles, muchos funcionarán.
Estar bloqueados es su propia especie de placer,
superarlos es una alegría, las excursiones
y los desvíos descubren troncos cortados y flores,
los senderos de los ciervos van directo, la vía de las ardillas
a través, los afloramientos nos dejan por encima.
Descansando en los troncos de los árboles
salimos de los cimientos, pescando y mirando
ambas haciendo elecciones –ahora separamos nuestros caminos-
y más tarde nos reencontramos. Estoy en lo correcto, tú lo estás
salimos juntos. El Mattake, el “Hongo del pino”
se levanta en la base de un muñón. El piso denso y enmarañado
de las ramitas y las agujas del abeto rojo. ¡Esto es la naturaleza!
Reímos, salvajes, de seguro,
porque el no lugar es más lugar que otro lugar,
que todos los lugares en total
y nuestros tobillos, rodillas, hombros &
caderas saben bien donde se encuentran.
Recordemos como el Dao De
Jing lo plantea: el camino no es el camino.
Ningún camino te llevará ahí, estamos fuera del camino.
Tú y yo, ¡así lo hemos elegido! Nuestros viajes al aire libre
a través de los años nos han dado práctica
para esta excursión juntos,
en lo profundo las montañas
lado a lado,
encima de las rocas, a través de los árboles.
3 poemas de Mario Montalbetti
MI (poema de amor)
Vendí todas mis alcachofas
por un boleto al lugar en que vives.
Ningún percance.
El tren salió en horario
sol y vacas gordas todo el camino.
Pero tu pueblo no apareció nunca.
*
La dorada
A la pregunta ¿cuánto has amado?
responde como si el lenguaje, mejor aún,
como si el vino se hubiera acabado.
Di que has de ir por más.
Afila el cuchillo y eviscera
la dorada que yace exangüe
sobre el batán vil de la cocina.
Y con la misma hoja separa lo tuyo
de lo tuyo. Es tuyo.
*
REVISIÓN (dos días después)
Somos lo que sabemos.
Sabemos que somos mortales.
Se dicen cosas.
La lluvia - Claudia Masin
Monday, April 11, 2022
Uno de Tilsa Otta
Me gusta pensar que cuando las parejas enamoradas dicen que se amarán por siempre
Realmente su amor dura para siempre
Aun cuando se hayan separado
Se odien en algún momento
Se olviden eventualmente
Se extrañen un día
Quieran regresar y no puedan
Encontrar su amor porque está
Criogenizado en un compartimento especial que todos tenemos en nuestros corazones donde se conserva para siempre en perfectas condiciones pero fuera de nuestro alcance Lo cual es mejor si pensamos
En todo lo que hemos destruido
Como especie
Sunday, April 10, 2022
Uno de Mario Montalbetti
éste es el verso en que la sangre se vuelve vino y el paraíso metrópolis
y la daga imaginaria se clava sobre pechos mojados
éste es el verso en el que entro al pueblo
y pregunto por ella y por un bar llamado el patio
todos volteamos hacia el mismo lugar todos cometimos el mismo error
caminé por estos versos para olvidar tormentos y sentí un alivio pasajero al ver
jacarandás en flor
pero luego todo volvió de golpe y no pude sino escupir sobre estas calles
en este verso llueve como lloverá en el último otoño
por fin el actor no es el héroe por fin no hay nada que entender
en dos días llegarán al sur privado de sur
los caballos ya se esconden en las acequias afiebrados
en este verso no se puede seguir
éste es el verso en el que no se puede seguir
Tuesday, March 29, 2022
Un poema de Cecilia Martínez Ruppel
¿Dónde estás?
En la palma de la mano de un monstruo.
Monday, February 14, 2022
Feliz día
Wednesday, February 09, 2022
4 poemas de Óscar Hahn
Qué extraño es sentir el sonido de la lluvia
cuando no está lloviendo
mirar por la ventana las calles secas
y sentir el sonido incesante de la lluvia
Ahora escucho el crujido de una silla mecedora
Alguien teje alguien se para
alguien entra con unas tazas de té
alguien hace ruido con la vajilla
Qué extraño es sentir el quejido
de una silla mecedora
cuando nadie se está meciendo
el tintinear de la vajilla
cuando nadie está poniendo la mesa
la algarabía de los invitados
cuando las sillas están vacías
y el sonido de la lluvia
el persistente sonido de la lluvia
cuando no está lloviendo
x
Escala cromática
Los hombres de pelo blanco
y los de pelo negro
se sientan frente a frente
Tienen mucho de qué hablar
pero no dicen nada
Y así pasan los años
Los hombres de pelo negro
ahora tienen la cabeza
completamente blanca
y los hombres canosos
han sido reemplazados
por los de pelo azabache
Los hombres de pelo blanco
y los de pelo negro
se sientan frente a frente
Y así pasan los años:
del negro al blanco
y del blanco al final
de la escala cromática
x
La música
Vivo solo
con mis muebles
mis cuadros
y mis libros
En la pared del living
hay un reloj de péndulo
que da las campanadas
cada hora
Entre medio
transcurre mi vida
Ahora suenan
las nueve campanadas
Después serán las diez
después las once
Ahora son las doce
pero no se oye nada
Mis muebles han desaparecido
también mis cuadros
y mis libros
Sólo escucho la música
No sé si adentro
o afuera de mi cabeza
Da lo mismo
Vivo solo
y la música es mi única
compañía
qué haremos tú y yo
tomados de esa mano
que termina en un cuerpo
que no es el nuestro?
3 poemas de Sonia Scarabelli
¿Será cierto
que hay flores que prefieren
abrirse sobre aguas oscuras,
serán ciertos
los fugitivos actos de memoria
que descubren,
apenas entrevisto,
el amoroso borde
de una forma completa?
Cuando del denso espejo,
de la superficie azogada
que prospera
en toda vida,
emerge un ciego
resplandor de plata
¿qué pez será
moviéndose en lo hondo
el que así vuelve?
¿Qué nota breve
ofrecida por el relámpago,
sesgo
de otra inaudible
pero más vasta música?
¿Rémora en leviatán
o apenas dócil
cardumen ondulando
en danza
bajo el sueño?
¿Hacia qué móvil mar,
hacia qué mayor
misterio quieren ir
de ese modo tan frágil,
si es cierto
que hay flores que prefieren
abrirse sobre aguas oscuras?
x
Lección
Sabernos ir,
dijo tu voz querida,
todo está ahí,
la clave del decoro
y la nobleza
ganada de una vida
se alcanza en ese gesto.
Cierre final
del círculo, encontrado
un poco de azar
y otro, por coherencia,
por hacerse
el ciego lazarillo
de sí mismo,
poniendo el corazón
al frente de los pasos.
Estas cosas se aprenden,
me dijiste,
en parte de los libros
sí, cuando la palabra
todavía es humana
y no ha perdido
su lustre tibieza,
pero más
te enseña la tenaz
partida de los otros.
Si se van
con dolor o con pericia,
no es lo que cuenta,
importa
ese último momento,
que sin decirse ocurre,
y dicho sonaría quizás
a: Sí, te dejo ahora
y no me quejo,
seguro hubiese
querido más,
qué hacerle,
no se pudo.
Entonces pasa,
justo ahí
se suelta el alma
como un barquito,
una pequeña
barca en aguas
que ni tan frías son
ni tan profundas como dicen.
Yo creo en todo esto,
dijo tu voz querida,
y de ahí tanto esfuerzo
por aprenderlo, tanto
apuro
por no apurarme: quiero
llegar a tiempo.
x
No la nada
¿Será verdad que sólo
hay un vacío enorme tras las cosas
cuando vemos
subir la luz de un cielo como este
y abrirse el día así? ¿Será
verdad que atrás de estos colores
que el otoño dispersa, la belleza
y el dolor de los cuerpos
un santo ríe y nos espera
gozando de su engaño
con la furia inocente de lo altísimo?
¿Que hay consuelo después
como hay ahora
desconsuelo y salimos
despiertos de este sueño
y no al contrario?
Qué batalla la nuestra
si es tan dulce
a veces
cambiar esas miradas
con la luz
y si también la noche
se siente que cobija
a ratos
lo que nos duele atrás
de lo que somos.
Lo pienso ahora
que parece que te vas
y estás quedándote
al mismo tiempo en todo
lo que veo. Y no se pierde
tu forma, rasga un velo
me digo, que entorpece
mirar lo que está ahí,
lo que sentimos
amar, y cuesta irse
confiar en la ilusión
que, cuentan, es
lo misteriosamente
diferente
y no la nada.
De Flores que prefieren abrirse sobre aguas oscuras (Bajo la luna, 2008)
En torno al oficio del poeta - Gary Snyder
Un poema de Tamara Kamenszain
me siento obligada a ser clara
aunque nada ni nadie me lo pida.
En un poema de 1986 me puse oscura
para decir algo que ahora
diría de otra manera.
Transcribo parte de ese poema con el único fin
de poder usar de nuevo sin avergonzarme
la palabra sujeta:
"Se interna sigilosa la sujeta
en su revés, y una ficción fabrica
cuando se sueña".
Para mí lo urgente a esa edad era
graduarme de mí misma retener
como diploma de adulta mi nombre propio
en una celda impersonal.
Para eso tuve que recurrir a la tercera persona
como si en verdad los sueños de la otra
los pudiera descifrar Tamara.
2 poemas de Robin Myers
Hay un mercado acá que vende todo:
delineador, papayas, rosarios, carne cruda,
plantas en sus macetas junto a otras
retorcidas en ramos.
No sé muy bien cómo lo toleramos.
Me acuerdo de una puesta de sol que duró horas;
o eso me pareció:
el resto de mi cuerpo acompañó a mis ojos
a mirar desde el techo
como si hubiera sido la primera vez.
Más tarde, en camión por las montañas, todos
los que subían en cierta parada
trataban con apremio de venderte algo, casi siempre cebollas.
Ayer me desperté con una angustia
clavada al corazón igual que una mordida sobre un hombro,
y a la mañana fui al mercado
y compré una canasta para el pan.
Me parece que esto es lo que busca la memoria:
no en sí la permanencia,
sino una relevancia
permanente.
Lo dispar todo junto
y luego una canasta para el pan.
X
EL RETORNO
Ésta es la calle donde naciste.
Ésta es la llave que perdiste en la nieve,
y éste es el abrigo que usaste para buscarla.
Ésta es la manera en la que se ve el cielo desde un avión la mañana
que te fuiste de casa. Éste es el lugar que pensabas nunca abandonar.
Éste es el sándwich que comiste en la escalinata de la iglesia,
las migas que lanzaste a las palomas. Ésta es la funda de almohada
que tu cabello delinea. Éste es el verano.
Éste es el continente que cruzaste,
la carta que metiste a la lavadora por accidente,
el cuchillo de cocina que salpicaste de sangre cuando a solas
cortabas una cebolla.
Éste es el asombro al reconocer a un amigo por su tos
desde la otra habitación. Esto, a pesar de que estés dormido,
es un ratón bajo el piso de madera y la luz
que se esparce por las rendijas, y éstas son las sombras
sobre la columna de una espalda que se gira.
Esto es casi lo que quieres decir.
Esto es alguien que toca Brahms bajo las escaleras,
el vaso de agua que tiembla sobre el piano, el derrame.
Esto es ira, clases de manejo, un año en tu vida;
ésta es la parada de autobús, las sábanas, la onda de calor;
éstos son los fuegos artificiales que viste desde lejos,
que mudos se abrieron como flores en una colina oscura.
Esto es la manera en que observas a la gente en el tren
y la extrañas. Esto es la fe que pones en el nudo de la cuerda
que estás escalando, y estos son tus dedos, calientes
y despellejados. Esto no es una excusa. Esto
es el océano dentro de una concha. Esto es el océano.
Esto es, al parecer, a lo que hemos llegado.
Esto eres tú, si regresas.
Esto eres tú si no regresas.
2 poemas de Hugo Padeletti
No hay tiempo tan sin tiempo
como el tiempo presente:
ahora es ahora es ahora.
Que el pasado
guarde su abanico cerrado,
el futuro, su ausente.
La matriz
que engendra cada instante de raíz
es pronta y diligente:
tu cuidado
es la punta que arde;
tu 'mañana'
ya es tarde.
x
EL TIEMPO, ESTA EXCENTRICIDAD
de la mente, es difícil
de centrar.
Cuando quiero,
no quiere.
Sólo accede
cuando no pienso.
Cuando todos los viajes
acaban en su punta,
cede el tiempo.
(...muchas golondrinas
no hacen verano...
una golondrina
a veces sí... ninguna
golondrina...)
El tiempo
(opté por observar toda venida,
toda ida),
ni pasa
ni no pasa.
La felicidad - Louise Glück
y la llegada de cosas dulces
cuando son inesperadas
la felicidad es cuando el instante
captura un rayo de sol y una risilla
sale de las tinieblas para echar un vistazo
la felicidad es cuando el cuerpo
rima con el corazón y todo nuestro ser
fluye como un torrente de montaña
la felicidad es cuando una diablura
baila como estrellas en los dedos
y no hay adultos a la vista
la felicidad tiene su propio reloj
llega en breves tics --luego
hace tac donde nadie la encuentra
Sunday, January 30, 2022
Julieta Díaz lee Campamento de supervivencia en la radio ♡
Comparto la entrevista a Julieta Díaz. Todavía no puedo creer lo que pasó. En un momento, le empezó a contar a la audiencia que había leído mi libro Campamento de supervivencia y se puso a leer unos poemas al aire. ¡Julieta Díaz! ¡Tan generosa! En la nota está el audio completo. Hablamos de música, sus trabajos como actriz, la poesía, el feminismo, el ambientalismo. El revés de la sombra se llama su disco, hablamos de eso también, alumbramos y damos sombra al mismo tiempo
Saturday, December 18, 2021
¡Nominada a los Premios Aire Nacional!
Sunday, July 25, 2021
Poemas de Irene Gruss
Sueño de una noche de verano
Día de tranquilidad. Antes de la lluvia las frutas se opacan,
hay una distorsión que prepara el brillo que vendrá
después, cuando llueve y el rojo es casi exagerado.
¿Por qué la llaman naturaleza muerta?
¿Por qué el jarrón
a un lado de la fruta? Y sin embargo, qué daría
por que me tomes de la mano... No,
el arte no es pobre
ni la vida imita al arte.
Y este plácido despejarse del cielo
como el viento, suave, en la cara,
y el reflejo del agua contra la pared en esa terracita, abajo,
y la copa del gomero que insiste, roza la cornisa
parece que cae y no, sube,
la noche contra el día,
y se ha vuelto a nublar, pasa, pasa.
Mueven montañas
Los veo moverse (viento, copas de los pinos,
pájaros, gatos y perros y bichos en general), pasan
personas
solas o en pareja corriendo, ejercitándose
las veo ir hasta la playa cargadas de bolsas,
reposeras, toallones por si acaso, o la que va
en ayunas tan temprano,
vuelven seguramente complacidas de hacer
lo que hay que hacer, de aprovechar lo que hay
que aprovechar,
pero yo suelto la tanza a pescar restos, finales, eso que se deja
para después, cuando haga falta,
carpe!, me digo, y
arremeto.
Maníes
Curioso cómo se piensan los muertos.
Ahora recuerdo su manera de masticar los maníes
de costado...
Pero por qué no lo tomé de la mano, por qué
no lo miré a los ojos.