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Saturday, February 10, 2024

Hay verbos que en realidad no tienen pasado - Ariel Williams


11
Desolación. Haberse quedado sin sol. Una vez amé. Lo digo solamente ahora. Para aportar un dato, nada más. Aprendí una vez a amar. ¿Cómo se aprende eso? No hay un método para amar. No voy a volver a enamorarme, entonces.
Ser amado. Su ausencia es ausencia mía. No estar en “mis” pensamientos. Viene un viento. Sopla y trae tierra a la ciudad. Una cortina de tierra tapa las casas, los perros, los chicos. Pasa seguido en esta ciudad mediana. Se va el sol. Tierra tapa el ser que se amó. Las manos amadas estaban cosiendo. Fueron tapadas por la tierra. La cara amada miraba por la ventana. Tierra. La voz amada escuchaba diciendo una canción. Vino la cortina de tierra y silenció el mundo.
Método.
Hay verbos que en realidad no tienen pasado.

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Ninguna conversación. Encerrado en mi casa. Junto al calefactor. No hay descanso. Mi cabeza es un pueblo salvaje. Como si pasaran gatos haciendo ruido en el techo. Pensar. Dios podría haber venido. Por la calle pasan chicos gritándose. En el tumulto de las sensaciones. No hay un pescador. Peces plateados a una velocidad infernal. Ni siquiera los veo bien. Ni siquiera estoy seguro de que sean peces. Ni siquiera estoy seguro de ser yo el que los ve.
Quén es mis ojos. Estoy en una mirada que no soy. Y no por la famosa sospecha. No. Sino porque yo estoy en unos ojos que no son yo. Quién produjo los ojos en el mundo. Qué ser extraño y pacífico  se alió de golpe con otro ser y se fue haciendo sus ojos. Todavía hay algo de ese ser foráneo en los “míos”.

23
Cuatro preceptos. No muchos. Porque muchos preceptos multiplican los gusanos.
Primero: no admitir ningún pensamiento hasta que haya llegado por lo menos al estómago. O al hígado. En general, después de unas cutrocientas treinta zancadas y tres vasos en el bar. Momento de la tarde en que se asume que el pensamiento está ahí.
Segundo: dividir al pensamiento en tantas zancadas y vasos como se sienta necesario para poder ser uno mientras dura su transcurso.
Tercero: dirigirlo ordenadamente hacia su fin. El final de un pensamiento es como el de una persona: de la cabeza al ano, de los pies a la boca. Lo que se dice se camina.
Cuarto: si el pensamiento viene muy complejo, apurarlo de un solo trago.

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Nada que temer ni que esperar después de esta vida. Lo mismo que las moscas y que las hormigas. Los espíritus animales. Van por nuestros cuerpos desiertos dando vida. Yo nunca fui hermoso. La gente hermosa, qué misterio. Qué espíritus la atraviesan. Todos queremos tocar, ver, besar. No hay nada detrá de esa belleza. Salvo un ser que también tiene miedo. Cosas parecidas. De dónde vienen los pensamientos. ¿De inmensos espacios celestes? ¿De la nada? ¿De un espíritu animal? O son animales mismos, alargándose y saliendo de nosotros. Pasándonos, venidos de otro lado. Las personas hermosas. Qué sé yo si no son seres pálidos que cargan tenias.
La hermana prima entra al agua. Sola. Hermosa. Nadando hasta el centro del río. La veo desde la orilla. El sol la sigue. Ojo alto. Quiere saber. 


Fragmentos de Discurso del contador de gusanosEl suri porfiado, 2012.



Wednesday, March 30, 2016

Soy alguien que camina - Ariel Williams

Soy alguien que camina. Es la única definición
que puedo dar de mí. Caminar es avanzar un paso
después de otro. Eso es lo único que hay. Por un
barrio, por unas calles, por unas afueras: un paso
arriba de un pedazo de tierra y algunas piedras, un
paso saltando una raya que separa dos baldosas.
Y otro paso. Al final a veces llego a casa. Casa no
es el lugar adonde vivo.
Veo unos postes de luz con sus filas tan bellas de
cables. Detrás está el cielo azul del final de la tarde.
Detrás de ese cielo no hay una Mirada. Nadie que
diga: "Estás ahí".
Necesito un método.
Voy a tomar vino en el bar. Ahí hay varios que
darían esta definición de sí mismos: soy un vaso
después de otro vaso.

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