Thursday, August 07, 2014

¿Cómo hago para dar el salto?

Dolores

Hora viene un dolor y se te encima
en las rodillas como un gato
y vos salí decirle pero insiste.
Y acaso se te sube a las costillas para
hacerte caminar con el chasis ladeado.

Son las consecuencias de vivir y la muerte
es el coronamiento de todo. Dicen
que con no hacerles caso los dolores
se retiran ofendidos y no vuelven.

Así se lo expliqué a una doña del barrio
y ella sí que se ofendió, dijo
usté habla porque no le duele
aquí y allá como a mí, pero espere
y también ha de lamentarse.

Así fue y al instante
sentí un fuerte dolor ¡Ay! y me toqué
por allá abajo. La vecina
desviando la mirada dijo: Que se mejore,
eso le pasa por hacerse el jovencito.

*

Caza nocturna I 

¿Cómo hago para dar el salto?
¿Pero de qué salto estoy hablando?
No sé, simplemente un salto, salir
desto de siempre donde no hallo
y sigo buscando.

Y ahora esperen pueda memorizar, ver
si explico algo de mis desvelos,
ver si encuentro
el mapa del tesoro, el carozo
deste asunto que me tiene absorbido.

El no poder explicarme cómo
da desorientación, pero sigo metido
nestas alturas de mis inquietudes
donde falta el aire y sin embargo existo.

*

Sisieguesé on Jorge

No se insista on Jorge no se insista
en buscarle seis o siete patas al felino,
no se haga caso cuando quiera meterse
en lejanías;
abajesé del caballo, inserte
la cabeza en l`arena
y escuéndase de sí mismo.

Recuerde usté es criollo de aquí,
destas piedras
y no tiene querencia en el cielo.
Por cierto no es su culpa ber creído
lo que le han dicho los pájaros. Desentiéndase
de prestar oídos a tales murmullos, escuenda
la cabeza en l`arena.

*

Apriete

Atiéndanme a esto que les digo aunque
antes ya lo dije, pero
sean buenos porque necesito
compañía neste asunto.

Que otra vez fui a dormir a campo abierto
y al despertarme al rato veo
al cielo echado sobre mí.
La Cruz del Sur clavándome el pecho,
las Tres Marías ciñéndome la frente y
un lucero espantoso apretándome la garganta.

E me exigían hablara que qué relación
tenía con sus esplendores,
que si sentía la inmensidá en mí,
la presión del Universo, dijera algo.

Cerré ojos y estuve desvelado
pensando que les decir qué
si no sabía nada de nada. Pero musité:
Señoras estrellas yo soy un humilde
buscador de piedras que vine a la montaña
y soy inorante de vuestras grandiosidades.



De "Poesía Completa", Jorge Leónidas Escudero

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