Tuesday, September 23, 2025

Entrevista en Revista Kranear x Bandada (Santos Locos Poesía, 2025)

 

¿En qué momento empiezan a pujar los poemas que componen el libro?

Los poemas de Bandada fueron escritos entre 2023 y 2025. Empecé a escribir en estado de desolación. Me sentía mal en todo sentido. Todo se derrumbaba a mi alrededor. Hablo de política y cuando hablo de política hablo de la vida entera. Como en casi todo lo que escribo, siempre está presente la política, la intimidad y el territorio. Escribí sabiendo que lo que está mal siempre puede empeorar.

¿Cómo vivís tus procesos creativos?

Suelen ser largos y cuando termino eso que pienso que es un libro, lo dejo reposar bastante tiempo. En este caso, llevaba escribiendo dos años cuando recibí el mail de Marcos Gras, editor de Santos Locos. Eso fue a finales del año pasado. En ese momento no nos conocíamos personalmente, sólo nos habíamos leído y fue una gran sorpresa su invitación a que le envíe algo inédito. Bandada descansaba en un archivo de Word. Entonces empecé a corregir entendiendo que quizás estos poemas necesitaban salir. Son poemas que hablan de lo que nos pasa ahora y me permití confiar. Ahí empezamos un ida y vuelta con Marcos que fue muy importante para mí. Me sentí muy acompañada por su lectura lúcida, atenta, dedicada. Me encanta Santos Locos y su apuesta constante y comprometida en el hacer comunidad desde la poesía.

Hay un claro uso de la primera persona a lo largo del libro. ¿Esto así a lo largo de tu obra, o el posicionamiento se tornó indispensable para escribir estos poemas?

Me parece que en Bandada están las dos cosas. Hay una primera persona que atraviesa el libro. Los poemas protestan, aunque sea de mí misma. Por otro lado hay una insistencia en la pluralidad ya desde el título. Los pájaros están a lo largo de todo el libro. Los pájaros, si vuelan juntos, saben que son más fuertes, pueden sortear las inclemencias del tiempo y confundir a los cazadores, a los depredadores. Están los pájaros que se preguntan, que trabajan, que construyen incluso en las cavidades de los árboles muertos. Están los pájaros cuidando sus nidos cuando todo se viene abajo.

¿Yo poético o poeta? ¿Con qué definición te sentís más a gusto?

¡Me da lo mismo!

Se trata de un libro de versos cortos, como mucho, compuestos por endecasílabos. ¿Esto tiene que ver con un estado de ánimo, un recurso estilístico, o de síntesis en el uso de la fuerza de las palabras?

Paradójicamente, éste es un libro que tiene poemas mucho más largos que mis libros anteriores. Si bien hay poemas bonsái, breves, concisos, también hay poemas de largo aliento. Siempre dediqué mucho tiempo al momento de la corrección, me gusta escribir dentro de lo ya escrito. Suelo podar hasta quedarme con el carozo en la mano. Esta vez, necesité un poco más y fue una decisión darme permiso aun sintiéndome insegura con esa respiración extraña para mí. Para escribir este libro me desacomodé. De un tiempo a esta parte, cuando escribo siento algo parecido a cuando me meto en el monte. No sé muy bien qué va a pasar. Más bien todo lo contrario, recorrer el monte es perderse. Escribir es meterse entre la maleza. Hay que jugársela de alguna manera.

Allá en Gualeguaychú, ¿la relación con el monte, el fuego, el agua, los pájaros, cambió tu manera de escribir poesía?

Seguramente. Hace más de diez que vivo en el litoral y mi vida cambió muchísimo en este tiempo. Escribir también es acompañarse. Y sobre todo saber acompañarse cuando una va cambiando. Yo no vivo en la ciudad de Gualeguaychú, mi casa no está en el centro de la ciudad. Vivo en una zona de monte, granjas, chacras, huertas. Lo que escribo, lo que pienso y lo que siento está determinado por este territorio. En el poema se mete todo.

Hipótesis contra una derrota, planteás en la bajada del título del libro. ¿Se trata de una referencia a la última -la actual-, o a cualquier derrota?  

Esa bajada es una gran idea de Marcos Gras, el editor. Él consideró que además de Bandada como título había que incluir alguna pista del ánimo general de los poemas. Y cada vez me gusta más esa especie de síntesis. La política recorre todo el libro y la derrota está presente todo el tiempo. Pero también hay un momento en donde se plantea que hay que ponerse en movimiento. Sucede en Bandada y sucedió en mi vida. En un momento me di cuenta que tenía que salir de esa sensación aplastante porque si no me caía del todo. La desolación en el cuerpo es una anestesia que no te permite vivir ni ver con claridad. Desquiciarnos es parte del plan. El miedo y la angustia son emociones que conducen al disciplinamiento y a la obediencia social. Escribí con todo, a pesar de todo y contra todo. 

En un verso, decís: Cuando se termina la política, empiezan los cadáveres. ¿Podemos decir lo mismo en relación a la palabra, teniendo en cuenta que Milei y compañía la utilizan para esparcir su discurso de odio?

Sí, podemos decir lo mismo en relación a la palabra. Los gobiernos autoritarios bastardean las palabras, las vacían, las maldicen. Hay quienes piensan erróneamente que la poesía -cuando digo poesía hablo de la literatura en general- es una herramienta para distraerse o descansar del funcionamiento del mundo en general. Y en realidad la poesía es un territorio de disputa desde donde pensar la llamada realidad. Por otro lado, el verso que citás es bastante literal. Es lo que estamos viendo todos los días. Cuando se termina la política, hay vidas que corren peligro de verdad. La ausencia del Estado mata. Se murieron cien personas por fentanilo contaminado. Nadie renunció. Y todo el tiempo pasa algo más. Lo que está mal, empeora. Y empeora siempre para los más débiles, los que no son precisamente la casta.

En tu universo poético, ¿con qué sueñan los pájaros?

Ese verso al comienzo de Bandada surgió como una insistencia. Cuando al pensar en el futuro no se ve nada o al menos nada bueno, es difícil seguir. ¿Cómo hacemos para imaginar un futuro mejor si todo se derrumba a nuestro alrededor? Por eso importa insistir en la pluralidad y tomar conciencia de que no estamos solos. Es urgente y necesario sentirnos parte de una comunidad que resiste. Creo que la poesía inaugura posibilidades nuevas para hablar, para pensar, para construir. Leónidas Lamborghini decía que la poesía es subversiva. Estoy de acuerdo. Para leer y escribir, tenemos que poner en funcionamiento los engranajes de la imaginación. Y las maquinarias del poder saben que imaginar es una actividad muy peligrosa porque tiene que ver con la resistencia. Disciplinar a un pueblo también implica reducir su campo de pensamiento y recortar su imaginación hasta llevarla a la mínima expresión. Quizás ese poema habla de eso, es una invitación a hacerse la pregunta. Por lo demás, tanto en la vida como en la poesía, creo que la pregunta abre más camino que la respuesta.

Hacés uso, en varios versos, de la palabra libertad. ¿Se podrá desde la poesía reivindicar el sentido genuino de esa palabra?

También nos quisieron robar la palabra alegría. Los regímenes autoritarios intentan robarnos las palabras con el objetivo de robarnos todo lo demás. Tiene que ver con lo que venimos hablando. En las palabras se hacen interpretables los hechos. La política también es una disputa por el sentido. Y la poesía es parte de esa disputa. Estamos expuestos todos los días al uso violento de la lengua. Son tácticas fascistas que responden a estrategias históricas que buscan erosionar la democracia. Por un lado, se recortan derechos, conquistas sociales, se vacían y desfinancian áreas sensibles y fundamentales. Por otro lado, propagan el odio, la discriminación y la intolerancia. Se insulta todo el tiempo y cuando hay respuesta, suelen decir que ¡es metáfora! La violencia engendra violencia. La libertad no puede ser nunca odiar, mentir, perseguir. Somos parte de una bandada que puede decir libertad sin sonrojarse.

En otro verso hablas del ensayo, la prueba, el tanteo, como una búsqueda. ¿De ahí nace tu pulsión por la escritura?

Me gusta pensarlo de esa manera. En el ensayo está todo. El tanteo, la búsqueda, la experimentación. La falta de control. Escribir es ponerse a prueba, es saber que las fisuras quedan a la vista. La época conspira contra la imaginación, el deseo, el pensamiento y se escribe sabiendo que todo es frágil. Y me gusta que digas “pulsión”. Todo tiene que ver con el deseo y con la entrega. Fuera de la jaula y lo domesticado. Crear es un accidente. La poesía es un cuerpo precioso e imperfecto.

Decís, también, que “A veces la historia de una derrota, también puede ser la historia de una épica”, y uno ahí lee una perspectiva de futuro. ¿Es así?

No se me da muy bien el optimismo. Soy más bien, como decía Giannuzzi, una pesimista entusiasta. Y de manera contradictoria, también pienso que si no practicamos la esperanza no salimos más. Los cambios políticos son producto de las luchas sociales. Siento que estamos en un estado de inminencia permanente. Bandada habla de ir contra la derrota para ponernos en movimiento. Caer es el cincuenta por ciento de saltar. Se necesita arrojo, coraje.

¿Qué tal la experiencia, en la FED que se realizó hace poco en Buenos Aires, de la lectura que hiciste de unos poemas del libro?

Me encantó participar de la FED. La lectura que organizó Marcos Gras de Santos Locos Poesía se llamó “Fuerza, abandono, vicio y libertad: ¡Las diez mil flores del poema!”. El auditorio estaba lleno y fue muy emocionante el antes, el durante y el después. En estos tiempos apocalípticos, abrazarnos a la poesía, a la música y a todo aquello que nos reúne, es sostener la fuerza de sabernos comunidad frente a un gobierno cuya verdad última es la destrucción de todo lo común. Y esa emoción se siente cada vez que nos juntamos a compartir este tipo de actividades.

¿Están organizados los y las poetas de Gualeguaychú en espacios de lectura, talleres, centros culturales?

Acá en Gualeguaychú está lleno de poetas y artistas en general. Es un lugar muy estimulante. Tengo la suerte de compartir cotidianidad con poetas y escritores que quiero y admiro mucho. En cuanto a organización, suceden cosas todo el tiempo. Por contarte algo puntual, el pasado 1 de febrero cuando sucedió la histórica Marcha Federal Antifascista y Antirrascista LGTBNBIQ+, un grupo de compas poetas y escritores nos juntamos a hacer carteles con fragmentos de poemas. Sucedió acá en Gualeguaychú y en otras partes del país. Inspirados en el colectivo que existe hace tiempo en la Patagonia, fundamos la Asamblea de Poetas. Históricamente, los poemas suelen replicarse en las paredes, en las pintadas, en las banderas y en los carteles que se alzan en las distintas marchas. Sucede algo muy potente cuando el poema interviene en el espacio público. A Gualeguaychú se la suele llamar La ciudad de los poetas. Y además de eso, es un pueblo con trayectoria brava y luchadora.

¿Qué palabras elegís para describir la sensación que te sacude cuando publicás un nuevo libro de poesía?

Es la emoción toda junta. Es mucho vértigo también por todo lo compartido. Hay placer y también hay algo de desgarro. Escribir es terminar con la propia belleza. Una queda toda desarmada. También siento una enorme gratitud. Me parece una locura hermosa que los libros anden por ahí en lugares insospechados. Yo me siento muy afortunada cada vez que a través de las redes, me llega alguna foto de algún libro mío en otra casa, en una escuela, en un taller, en otra ciudad, en otra provincia. Es muy emocionante acortar esa distancia y saber que algo de lo que escribo llega a otras personas y entra en conversación.

Gracias a Mariano Abrevaya Dios por esta nota para Revista Kranear

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