Sunday, June 11, 2023

La muerte una vez más - Jim Harrison

No nos pongamos románticos ni tremendistas

con la muerte. Es sin duda nuestro acto más singular

junto con el nacimiento. Tendríamos que darle

la misma importancia que a preparar el desayuno,

es igual de común y de corriente. Romper dos huevos

en un bol, o un bol en dos huevos. Meterse en el cajón

después de que se escurran los fluidos, o mejor aún,

tirarse en tobogán al fuego. Por supuesto, no es fácil

aceptar el último beso, el último trago, la última

cena, con la que los condenados a muertes

suelen ponerse quisquillosos, como si Dios te fuera

a mandar una hamburguesa con queso. Puede

pasar alguna que otra amante por el ojo de la mente,

pero más que nada es un lago plácido al amanecer

en medio de la niebla, el graznido de un ave

solitaria, ponerse a contemplar el agua mansa,

opaca. Niños de nuevo, vamos a saber todo

lo que teníamos que saber, que el agua es fría

y profunda, y que el sol no llega a todas partes.


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