Monday, June 27, 2022

Tres poemas de Sonia Scarabelli

Flores que prefieren abrirse sobre aguas oscuras


¿Será cierto

que hay flores que prefieren

abrirse sobre aguas oscuras,

serán ciertos

los fugitivos actos de memoria

que descubren,

apenas entrevisto,

el amoroso borde

de una forma completa?


Cuando del denso espejo,

de la superficie azogada

que prospera

en toda vida,

emerge un ciego

resplandor de plata


¿qué pez será

moviéndose en lo hondo

el que así vuelve?


¿Qué nota breve

ofrecida por el relámpago,

sesgo

de otra inaudible

pero más vasta música?


¿Rémora en leviatán

o apenas dócil

cardumen ondulando

en danza

bajo el sueño?


¿Hacia qué móvil mar,

hacia qué mayor

misterio quieren ir

de ese modo tan frágil,

si es cierto


que hay flores que prefieren

abrirse sobre aguas oscuras?



Lección


Sabernos ir,

dijo tu voz querida,

todo está ahí,

la clave del decoro

y la nobleza

ganada de una vida

se alcanza en ese gesto.


Cierre final

del círculo, encontrado

un poco de azar

y otro, por coherencia,

por hacerse

el ciego lazarillo

de sí mismo,

poniendo el corazón

al frente de los pasos.


Estas cosas se aprenden,

me dijiste,

en parte de los libros

sí, cuando la palabra

todavía es humana

y no ha perdido

su lustre tibieza,

pero más

te enseña la tenaz

partida de los otros.

Si se van

con dolor o con pericia,

no es lo que cuenta,

importa


ese último momento,

que sin decirse ocurre,

y dicho sonaría quizás

a: Sí, te dejo ahora

y no me quejo,

seguro hubiese

querido más,

qué hacerle,

no se pudo.


Entonces pasa,

justo ahí

se suelta el alma

como un barquito,

una pequeña

barca en aguas

que ni tan frías son

ni tan profundas como dicen.


Yo creo en todo esto,

dijo tu voz querida,

y de ahí tanto esfuerzo

por aprenderlo, tanto

apuro

por no apurarme: quiero

llegar a tiempo.



No la nada


Para Germán Scarabelli

In memoriam


¿Será verdad que sólo

hay un vacío enorme tras las cosas

cuando vemos

subir la luz de un cielo como este

y abrirse el día así? ¿Será

verdad que atrás de estos colores

que el otoño dispersa, la belleza

y el dolor de los cuerpos

un santo ríe y nos espera

gozando de su engaño

con la furia inocente de lo altísimo?

¿Que hay consuelo después

como hay ahora

desconsuelo y salimos

despiertos de este sueño

y no al contrario?


Qué batalla la nuestra

si es tan dulce

a veces

cambiar esas miradas

con la luz

y si también la noche

se siente que cobija

a ratos

lo que nos duele atrás

de lo que somos.


Lo pienso ahora

que parece que te vas

y estás quedándote

al mismo tiempo en todo

lo que veo. Y no se pierde

tu forma, rasga un velo

me digo, que entorpece

mirar lo que está ahí,

lo que sentimos

amar, y cuesta irse

confiar en la ilusión

que, cuentan, es

lo misteriosamente

diferente

y no la nada.



De Flores que prefieren abrirse sobre aguas oscuras, Bajo la luna, 2008



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