Leo que el capullo
del cerezo sakura,
y también el capullo del durazno
y el de la ciruela, caen al suelo
apenas mecidos por la brisa
sin estar plenos.
Su momento de mayor belleza
es allí, sobre la hierba.
Tras la caída
se hacen completos.
Los miro y bajo el tibio sol
aprendo.
No comments:
Post a Comment