Hace unos días me escribieron tres estudiantes de escuelas secundarias para mandarme unas preguntas sobre poesía. Se ve que propusieron posibles entrevistados y ahí estaba yo. Me sorprendió uno en particular. Me contó que el profe pidió que además de la entrevista, elijan un poema y una imagen que lo ilustre. Qué ves cuando leés el poema. Entonces el pibe me compartió la dupla que armó. Eligió Sobremesa, de Hay leña, y una foto de Rinko Kawauchi. Una boca abierta. Ahora estoy fascinada con la fotógrafa japonesa que también escribe haikus (todavía no los encontré). Me gusta pensar que el poema siempre está incompleto hasta que alguien más interviene. El poema no termina. El poema se crea de nuevo. Por eso dice lo que dice y además más y otra cosa. En fin, me encantó Rinko y quería decir gracias.
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