Mi hijo, de quince meses,
por el jardín, el paso
rígido por el pañal,
recoge una ramita.
por el jardín, el paso
rígido por el pañal,
recoge una ramita.
“Palito”, dice.
Encuentra otra.
“Palito”. Toda la tarde,
manojos de palitos.
No se cansa nunca
Encuentra otra.
“Palito”. Toda la tarde,
manojos de palitos.
No se cansa nunca
de la acción
ni de la palabra. Siempre
la sorpresa del reconocimiento,
siempre la alegría
por la abundancia
ni de la palabra. Siempre
la sorpresa del reconocimiento,
siempre la alegría
por la abundancia
de este mundo.
Estudia cada
rama caída,
después le pone nombre:
“Palito”.
Estudia cada
rama caída,
después le pone nombre:
“Palito”.
Traducción Ezequiel Zaidenwerg
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