Estoy seguro de que vamos hacia el abismo, pero paradójicamente por eso mismo soy optimista: en ese abismo estará nuestra salvación. Porque al final del callejón no nos quedará más remedio que reaccionar y tendremos un nuevo comienzo. Sí, soy optimista, la humanidad renacerá, estoy convencido de ello. Y ese momento está cerca. Las necesidades están ahí, también ahora. La humanidad está sedienta, aunque no lo sepa. Y hay que luchar. No me interesan las pancartas ni las manifestaciones, lo único que cambia el mundo es buscar alternativas y hacer cosas.
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