Haroldo Conti fue secuestrado por la patota del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército el 5 de mayo de 1976. El homenaje de la foto fue colocado en la vereda de la casa donde vivía cuando se lo llevaron junto a su amigo y compañero de militancia Héctor Fabiani. En el escritorio de Conti, junto a la máquina de escribir, había una nota en latín que decía: “Éste es mi lugar de combate y de aquí no me moverán”. Además de escritor, Conti fue maestro rural, camionero, pescador, piloto civil, guionista, entre muchos otros oficios. Algunos de sus relatos me hacen reír a carcajadas y otros me hacen llorar. Me acuerdo del amor del señor Pelice en “Perfumada noche”, la belleza de “La balada del álamo llamado Carolina” o la precisión con la que describe el río y las islas en “Todos los veranos” y en la novela “Sudeste”. Ahora se me vino a la mente la historia de Lito, el pibe que todas las mañanas, desde la cama, abre los ojos en medio de la oscuridad y se repite a sí mismo “Levántate y camina como un león”.
“(…) Cruzo las vías y después de vagar un
rato entre los galpones y las locomotoras abandonadas me siento sobre una pila
de durmientes como lo hacía cuando estaba el viejo. Naturalmente, me acuerdo de
él, y después del Tito o de cualquier otro, y por supuesto, de mi hermano. De
todos los que se fueron. Es como si estuvieran aquí, a esta hora. Algunos me
miran, otros me dicen cosas. Yo les sonrío y a veces les respondo. Sé que tarde
o temprano iré tras ellos. Tarde o temprano la vida se me pondrá por delante y
saltaré al camino. Como un león”.
No comments:
Post a Comment