La segunda edición de "Hay leña" salió de imprenta y está llegando a las librerías. Mientras tanto, agradezco nuevamente a Miryam Halche de Imaginaciones fílmicas, una bella página cultural con sede en Barcelona, por la generosa lectura. Me quedé pensando en el hogar, el fuego y la furia que se organiza para reanudar la marcha. En eso estamos. ¡Y vamos a arder!
Dice Miryam:
"Hay leña es como una sucesión de ríos pausados que confluyen. El conjunto de poemas breves que lo componen, son, en cierta forma, parte de un mismo poema que pulsa hacia la tierra.
Y digo tierra, porque aquí la naturaleza es el lugar desde donde se contempla y se escribe. Es el centro y el margen. Es la divinidad que ha tomado forma de campo. 'Escribimos lo que no sabemos tocar', dice Arnolfi, porque si bien esa naturaleza es protagonista indiscutible del poemario -materia que se nombra y se palpa-, también se percibe en constante movimiento. Como en fuga hacia el cambio. Inasible, bella, como un horizonte pintado.
La palabra hogar tiene una etimología común con fuego. Ambas vienen del latín focus, que significaba fuego. En muchas culturas ancestrales se daba el culto a este elemento -el fuego/el hogar- en torno al cual congregarse. Aquel centro era signo de luz y calor. De potencia de vida. Este impulso atávico de ligar la imagen de las brasas al hogar, a aquel lugar al que se torna, está más que presente en Hay leña.
Pero también está muy presente la idea de que ahí, en la contemplación de la naturaleza, del fuego, ante el espectáculo de lo sagrado, se vuelve y se renace. Como quien se refugia en la intemperie donde todo recomienza.
Con un estilo despojado, suave, y un ritmo pausado, Arrnolfi pareciera sugerirnos que se respira en una sucesión de ciclos y que, detrás del ciclo final, sigue estando la vida. Esta naturaleza en la que todxs estamos inmersos. En Hay leña hay algo que no cesa de prenderse, una llama tras la que todo resurge".
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