Wednesday, September 06, 2017

De qué hablo cuando hablo del fuego

















ORACIÓN

Para llegar al altar del Gauchito Gil,

pedaleo kilómetros de ripio
y se corta la cadena a mitad de camino.
A veces todo se vuelve muy literal.
Finalmente encuentro a la señora
que vende yuyos al costado de la ruta,
los trapos rojos flamean a su espalda.
Ella recomienda la manzanilla fresca:
da superpoderes en tiempos de tristeza.
Hay que tomarla con moderación,
no hay mal ni bien absoluto.
La señora es firme y contundente,
no hay que bajar la guardia
ni angustiarse en el momento equivocado.

*
 
MIS PERROS

Mis perros son felices pero si van al monte

encuentran animales muertos y los devoran.
Al volver pasan el día echados con resaca,
orientan desolados las orejas hacia atrás.

No sienten culpa ni angustia,

no tienen miedo de sí mismos.

Alguna vez, casi siempre, no importa

qué tan breve sea el momento de placer.
Mis perros se purgan en público.

Creerán que a veces hacer todo mal

es lo que hay que hacer.
Aplico mi oreja en sus estómagos,
escucho el sonido de las tripas rancias
que después vomitarán.
Cuando por fin sucede hay mucho para limpiar.

*

JUGAR

Deja su cuerpo cansado

sobre el mostrador de la lotería,
acerca su cara,
dicta los números en voz baja,
apenas empaña el vidrio
que lo separa de lo sobrenatural.

Casi siempre sale todo mal

pero la ínfima posibilidad
de acertar una sola vez
lo mantiene en movimiento.

*

METAFISICA

La suerte es el queso rallado

que se espolvorea en el plato gigante
donde estamos listos para ser comidos:
mientras esperamos la muerte,
alguien piensa, ay, qué rico.

*

SOBREMESA

El tiempo no fluye, más bien se amotina

cuando estallan las discusiones políticas
de la sobremesa entre platos sucios,
cubiertos y ninguna dignidad en especial.
Las voces rebotan como en un mal sueño.
No es correcto pero me levanto y me voy
con un asunto muy serio en mitad del pecho.

Porque una cosa es pensar distinto

y otra cosa es pensar lo contrario.

*

ANIMAL

El refugio de las hormigas

está sobre un roble, a la intemperie
y al mismo tiempo a salvo.
Las obreras son fecundadas
para cuidar y defender la fortaleza.
Cuando llueve, algunas se sacrifican
y mantienen en su interior el agua
que la comunidad necesita
cada vez que hay hambre y sequía.
Necesito confiar, la naturaleza
sabe cosas que la experiencia no conoce.

*

PALO SANTO
 
La construcción está en ruinas.

Mis movimientos han de ser lentos
como si agarrara un tallo espinoso.

En un parpadeo, lo claro se hace oscuro.

No hay razón para quedarme.

Otra vez la lluvia entra por el techo,

ubico los baldes de memoria.
Sé muy bien adónde cae el agua,
escucho las gotas sobre el plástico.

Mi nuevo ritmo interior aprendió

a poner cada cosa en su lugar.
*

ARAÑA

Muchas veces sucede.

Camino entre los árboles,
choco una telaraña,
cubre toda mi cara.
No es fácil sacar el tejido
pegado a los poros.
La red no se rompe,
así me atrapa el recuerdo.
La memoria se basta a sí misma,
trabaja con convicción
como una araña, obrera,
suave y fuerte a la vez.

*

HAY LEÑA

Fui al monte con la carretilla,

busqué madera para encender,
piñas, leña gruesa, fina y seca.

Acomodo los palos como quien quiere
hacer una mesa que no tambalee.
Cada leño en el lugar correcto,
paz en las piezas desarmadas.

Miro el color de las primeras brasas.

El cuerpo peligroso se acerca a la llama.
Soplo suave, se apaga si no se aviva.

De las cenizas nace un brote de mí,

frágil, pero dispuesto.
El fuego es sagrado, crea y destruye.
Me fundo de tanto estar encendida.




















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