Compré
café, cigarrillos, fósforos.
Fumé,
bebí
y
fiel a mi retórica particular
puse
los pies sobre la mesa.
Cincuenta
años y una certeza de condenado.
Como
casi todo el mundo fracasé sin hacer ruido;
Bostezando
al caer la noche murmuré mis decepciones,
escupí
sobre mi sombra antes de ir a la cama.
Esta
fue toda la respuesta que pude ofrecer a un mundo
que
reclamaba de mí un estilo que posiblemente no me
correspondía.
O
puede ser que se trate de otra cosa. Quizás
hubo
un proyecto distinto para mí
en
alguna probable lotería
y
mi número no salió.
Quizá
nadie resuelva un destino estrictamente privado.
Quizás
la marea histórica lo resuelva por uno y por todos.
Me
queda esto.
Una
porción de vida que me cansó de antemano,
Un
poema paralizado en mitad de camino
hacia
una conclusión desconocida;
un
resto de café en la taza
que
por alguna razón
nunca me atreví a apurar hasta el fondo.
nunca me atreví a apurar hasta el fondo.
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