Él llegó a casa. No dijo nada.
Aún así, estaba claro, algo
había salido mal.
Se acostó con la ropa puesta.
Se tapó la cabeza con la
manta.
Flexionó las rodillas.
Tiene casi cuarenta años,
pero no este momento.
Él existe tal como lo hizo en
el vientre de su madre,
vestido con siete paredes de piel, refugiado en la oscuridad.
Mañana dará una conferencia
sobre homeostasis en la
cosmonáutica mega galáctica.
Ahora, sin embargo, duerme en posición fetal.
Ahora, sin embargo, duerme en posición fetal.
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