Discreta la luminosidad tenue del jacarandá
aquí se esconde entre el vulgar verdor
de otras plantas y de un farol sin luz.
No trata de mostrarse, de lucirse
de imponer su belleza.
Casi azul no es azul.
Casi violeta no es violeta
pero cuando caminamos sobre sus flores
caminamos sobre el cielo.
Si existieran santos entre los árboles,
Jacarandá, serías mi santo
y depositaría a tus pies
la ofrenda
de tus propias flores.
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