Nunca tuve un amado
que hiciera un largo viaje por los campos para verme.
Nunca le saqué las botas a un hombre cansado.
Nunca tuve un amado.
Nunca viví en el campo.
Pero hice de mi casa un lugar
donde brindo tierna hospitalidad a las plantas y los animales.
Nunca supe qué me quieren decir los ojos de un hombre
cuando me dice que me quiere.
Pero conozco muy bien la mirada de mi perro.
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