¿Cuál es nuestra inocencia,
cuál es nuestra culpa? Todos estamos
desnudos, nadie está seguro. Por lo tanto,
es coraje: la pregunta sin contestar,
la duda firme,-
llamando muda, escuchando sorda- ¿eso
en la desgracia, hasta la muerte,
dando coraje a otros,
y en su derrota, alentando
al alma a ser fuerte? Ve
profundo y es alegre quien
accede a la mortalidad
y en su prisión se levanta
a sí mismo como
al mar en un abismo, luchando por ser
libre aunque es incapaz,
en su entrega,
de encontrar su continuidad.
Entonces quien fuertemente siente,
se comporta. El pájaro mismo,
se ensancha; acerado
en su forma, se endereza. Aunque está cautivo,
sus poderosos cantos
dice, la satisfacción es una cosa
humilde, como pura una cosa es alegría.
Eso es mortalidad,
eso es eternidad.
Versión Jorge Aulicino
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