Tuesday, June 23, 2015

Qué importa el blá, blá, blá





















Vivo en el monte, y hablo del lugar en el que vivo.  
Corto leña para mantener el fuego de la salamandra que calefacciona mi casa. A mi casa no llega el gas, compramos garrafas y tratamos de ahorrar porque están caras.
Cuando llueve mucho, se complica salir, la calle es de tierra y el auto se atasca.
A mi casa no llega el delivery.  Por suerte cocinamos y nos sale bien rico.
Cuando abro la ventana de mi cuarto veo caballos y vacas. A veces tengo que sacar corriendo a los chanchos de un vecino porque me da miedo que se coma a uno de mis perros, cachorros, que todavía son pequeños y no entienden de qué se tienen que cuidar.
Mi abuelo, maestro rural, me enseña muchas cosas del campo, me ayuda con la huerta, con la cosecha de los frutales.
Vengo a este lugar desde que nací. Mi padre, mis abuelos y casi toda mi familia es entrerriana y amo este lugar. Por eso elegí vivir acá. Elegí el campo, elegí la huerta, elegí los animales. Elegí todo esto para vivir. Mi compañero y yo decidimos cambiar nuestra manera de vivir y estamos muy felices.  
Vivir en el monte significa prescindir de las comodidades que ofrece la ciudad y aprender cosas nuevas todos los días.
Las personas que me conocen saben que deseo esto hace mucho tiempo. Este lugar que elegí para vivir queda en las afueras de Gualeguaychú, Entre Ríos, y está en el monte, rodeado de árboles centenarios. Es el lugar en el que vivo, el lugar en el que crecí. Me gusta poder vivir en un lugar virgen a tan solo unos minutos de la ciudad.
Desde que vivo en el litoral, escucho y me informo con los medios de acá. Me entusiasmo con los modos diversos de  hacer radio, tan distintos al estilo frívolo que suele escucharse en las emisoras de Buenos Aires. Escucho la radio servicio, la de acá, la que rinde homenaje a sus habitantes y que da la información que realmente se valora por estos lados. 
Hay gente que utiliza las redes sociales para maltratar a gente que no conoce. Hay gente que se molesta porque hablo del lugar adonde vivo. Y se ríe cuando hablo de comadrejas, de la huerta, de la cosecha, de los animales. Seguiré hablando de la huerta, de la cosecha y de los animales.
Cuento todo esto por los muchos malos entendidos.
Y diferencio los malos entendidos de las malas intenciones.

Buena vida para todos.

3 comments:

Manuel Lunari said...

Cada cual se hace sus espacios y de ahí habla. Gramsci dice "la cabeza piensa donde pisan los pies", pero hay también que saber que ese lugar donde pisan los pies primero debe saberse pensado, reflexionado.
Siga con su huerta, su cosecha y sus animales, que en estos tiempos eso tiene un valor impresindible. Ya quisiera yo hacerme mi huerta urbana (con tiempito, algún día). Mientras, envidio hasta cierto punto el gustito a frio amanecido del mate de mis abuelos paternos

Anonymous said...

A la gilada ni cabida.

Cassandra Cross said...

Me encanta que te encante ese lugar en el mundo y agradezco haber encontrado hoy (no otro día: hoy) este hermoso relato de tu vida.
Por un pronto encuentro.

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