Tuesday, September 17, 2013

Clara Muschietti sobre "Todo hace ruido" de Jimena Arnolfi



Todo hace ruido, todo tiene un peso, así que no queda más opción que saber cómo pararse en el mundo para resistirlo.  Pero tener conciencia sobre algunas cosas puede complicarnos la vida.
Jimena dice: “Me gustaría saber más cosas/ sobre la vida conectada/ vivir cerca del río/ sumergir un saquito de té/ en una tasa de cerámica”. En ese sentido, el libro funciona como una salvación, festejando la vida a través de la naturaleza. Habla del dolor de sentir, pero también es la promesa de una vida en paz.
El primer poema empieza diciendo “Todo lo que tengo en la cabeza/ es pánico/ pero el corazón/ es un músculo resistente”.  A lo largo del libro se despliega una suerte de puja entre el corazón y la cabeza, lo que pensamos enfrentado a las emociones que nos atraviesan. Por eso, bajo ese conflicto, los poemas de Jimena también pueden leerse como las partes de un manual de instrucciones que sirve para enfrentar la realidad: "evitar la falta de reacción/ dejar de distraernos/ con lo que no importa" o “La actitud que tomemos será crucial/ para sobrellevar este clima de fin de época” o “Limpio los cuerpos en silencio,/ hay que dejar el pesimismo/ para días mejores”.
Este libro hace ruido, o mejor dicho, produce un sonido hermoso que te acompaña después de haberlo leído, por los menos a mí me pasó así, y eso es lo que mejor que te puede pasar después de leer un libro, que siga vivo en uno después de los días. Que algunos versos nos tomen por sorpresa o tener la necesidad de volver el libro para leer algún poema de nuevo, yo volví dos veces y como es cortito, me lo aprendí de memoria “En la radio/ suena una canción hermosa:/ es lo único que hay/ antes de que haya algo”.

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