Martín Armada y su prima en el Parque Municipal de Alberdi, Buenos Aires |
Recordando un
ardor
ves los surcos
que deja el día
detrás del
edificio donde nadie cuelga ropa,
te sentís
descalzo en un campo de fuego
donde ya no queda
pasto.
Las luces son
hermosas,
como las varillas
con las que te perseguían,
como una puerta
que nunca ocultó nada.
*
Soñás con un
patio en el que hay una higuera
entre piedras,
con una nube que
se lleva una parte del agua,
alguien te dice
que hagas las cosas solo.
Soñás con una
mesa larga,
caras detrás del
humo
que sube de los
platos,
cualquiera puede
ser padre de cualquiera
cualquiera puede
ser hijo de cualquiera.
*
Ustedes mis antiguos,
los de a caballo,
los que durmieron
en las estaciones
abrazados a un
hacha,
con pelo
enjabonado,
sin animales a
los que temer,
sin personas a
quienes darles nombre.
Atención,
yo soy el
ciudadano enfurecido
que los invoca al
final de un día que fue plateado
como los peces
que conocen el fondo del agua
como el cristal
fino que se hereda
porque no se usó
para no usarse.
No comments:
Post a Comment