Uno siempre se equivoca cuando habla del gato.
Se le ocurre por ejemplo que junto a la ventana
Se le ocurre por ejemplo que junto a la ventana
el gato se ha
planteado en el fondo de los ojos
un posible
fracaso en la noche cercana.
Pero el gato no
tiene un porvenir que lo limite.
A uno se le
ocurre que medita, espera o mira algo
y el gato ni
siquiera siente al gato que hay en él.
¿Cómo admitir
detrás del movimiento de la cola
una motivación,
un juicio o un conocimiento?
El gato es un
acto gratuito del gato.
El que aventure
una definición debería
proponer
sucesivas negaciones al engaño del gato.
Porque el gato,
por lo menos el gato de la casa,
particular,
privado e individuo hasta las uñas,
comprometido como
está
al vicio de
nuestro pensamiento
ni siquiera es un
gato, estrictamente hablando.
1 comment:
El gato es un acto gratuito del gato.
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