de Irene Gruss
“Mi padre
trajo un montón de hojas y las quemó en el jardín. Reía. Sentí el perfume, decía y jugaba con el montón de la fogata. Mi
hermano saltaba alrededor como un loco sacando la lengua de contento. Yo no sabía
qué hacer, era triste y hermoso ese fuego, pero también era alegre. El humo y
las chispas me ponían rara, como cuando me pone rara la luna que me mira. No se
sabe qué sentir. Es una emoción que cuando la escriba me va a salir en japonés”.
“Yo a veces
me siento como el Principito. Pero él sabía cómo ser, cómo vivir así. Se la
aguantaba, era más tranquilo con todo lo que le pasaba. Acá hay rosas
concretas, eso pasa”.
Fragmentos de Una letra familiar, editorial bajo la luna.
No comments:
Post a Comment