Miedo
De Lydia Davis
Prácticamente todas las mañanas, cierta mujer de nuestro barrio sale
corriendo de su casa con la cara pálida y el sobretodo flameando. Grita
“¡Emergencia, emergencia!”, y uno de nosotros va corriendo y la sostiene
hasta que sus miedos se calman. Sabemos que está inventando; no es que
de verdad le haya pasado algo. Pero entendemos, porque difícilmente
alguno de nosotros no haya sentido alguna vez el impulso de hacer lo que
ella acaba de hacer, y cada vez hizo falta toda nuestra fuerza, y hasta
la fuerza de nuestros amigos y familias, para tranquilizarnos.
*La traducción es de Laura Wittner.
Gracias Clara Muschietti por leerme cosas así.
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